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"La Coupole"

 

El centro de historia sobre las bombas volantes - V2  nazis,

precursoras de la conquista espacial

 

(Helfaut / Pas de Calais) 

 

 

 

  

 

 

     

"La Coupole": un poco de historia
 

Los interesados en la Historia en general y en la Segunda Guerra Mundial en particular encontrarán no pocos puntos de interés en el norte de Francia, "tradicional campo de batalla" entre Francia y Alemania en la primera mitad del siglo XX.

 

Uno de ellos es el complejo subterráneo denominado "La Coupole", un imponente vestigio de la última Guerra Mundial que devastó Europa y el mundo en general y que ha llegado hasta nuestros días convertido en un centro de historia dedicado a la memoria histórica de la ocupación nazi de Francia y a los comienzos de la conquista espacial fruto de los trabajos del ingeniero Werhner Von Braun, padre tanto de las bombas volantes V-2 como de los cohetes espaciales "Apolo" a bordo de los cuales el hombre puso su pie sobre la luna. 

 

El búnker nazi, construido bajo una colina y coronado con una gigantesca cúpula de hormigón de 71 metros de diámetro fue levantado por la "Organización Todt" -que se ocupaba de la ingeniería armamentística de la Alemania nazi- durante los años 1943-1944 (la foto ilustra las obras llevadas a cabo durante su construcción) su objeto era servir de base de lanzamiento de las bombas volantes V-2 diseñadas por Von Braun en el centro de investigaciones ultrasecreto de Peenemünde (norte de Alemania).

 

Su construcción llevó 10 meses y los austeros jerifaltes nazis no se gastaron ni un marco en sueldos porque la mano de obra provenía de deportados y prisioneros de guerra en régimen de esclavitud. La maldad nazi no conocía límites. No es de extrañar que Heinrich Himmler -el máximo responsable de las SS- manifestara sin rubor que, para él, los vencidos -militares o civiles- no le importaban lo más mínimo, excepto si servían para alcanzar los fines del III Reich. Tampoco la construcción de los cohetes V-2 se debió a mano de obra alemana. Las V-2 se construían en una factoría subterránea del campo de concentración de Mittelbau-Dora, en la localidad de Nordhausen, en el corazón de Alemania, cerca de Leipzig.

 

Las V-2 eran auténticos cohetes de 14 metros de altura y fueron los ancestros de los misiles y de los cohetes espaciales. La "V" de su nombre -Vergeltungswaffe" en alemán- indicaba a las claras la función para las que fue diseñada: "Arma de represalia". Sucesoras de las V-1, formaban parte de las denominadas "Wunderwaffen" o "Armas Maravillosas" con las que el régimen nazi pretendía imponerse en la contienda y con ellas se pretendía arrasar Londres. Afortunadamente para los londinenses, su todavía poco fiable sistema de navegación provocó que un alto porcentaje de las bombas lanzadas no alcanzara la ciudad, estallando en la campiña británica. Es de imaginar que a los granjeros y a los habitantes de zonas rurales eso tampoco les consolaría demasiado. Una vez llevado a cabo el Desembarco de Normandía y con las tropas aliadas ya en suelo continental, las V-2 llovieron sobre ciudades belgas como el puerto de Amberes o Lieja.

 

   

La bomba volante V1

(expuesta en La Coupole)

 

La bomba volante V2. ¡Mide nada menos que 14 metros de alto!

(expuesta en La Coupole)

 

  

De ahí que, a poco más de 15 kilómetros de Helfault, en Eperlecques, se construyera también en 1943 lo que hoy se conoce como "El Búnker de Eperlecques", una colosal estructura de hormigón, que debía servir de punto de almacenaje de las bombas V-2. Para facilitar su conocimiento, no tenéis más que pinchar en la foto del cuadro y os llevará al reportaje de nuestra visita al Búnker de Eperlecques...

 

 

El Búnker de Eperlecques

 

 

 

 

Por suerte para Inglaterra y la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial, tanto la cúpula de Helfaut como el búnker de Eperlecques nunca llegaron a entrar en servicio para sus siniestros fines.
 

Los persistentes bombardeos anglo-americanos sobre Eperlecques y la Cúpula, con el inestimable concurso de las bombas del tipo "Tallboy", de 6 toneladas de peso lanzadas por los B-17 de la USAAF y por los "Avro-Lancaster" británicos, causaban pequeños seísmos que dañaron de manera irreversible a los cimientos de ambos búnkeres dejándolos inservibles como base de lanzamiento de V2. Con todo, la estructura de la cúpula resistió los envites y ha llegado intacta hasta nuestros días.

 

Las bombas "Tallboy" eran verdaderamente destructivas. Con sus 6.000 kilos de peso, eran lanzadas, de una en una, desde los bombarderos. Cuando impactaba contra el suelo a una velocidad de dos veces la velocidad del sonido (unos 2.400 km/hora) sus efectos eran brutales y capaces de sacar a la superfície las capas freáticas del subsuelo.

 

La foto de la derecha muestra una simulación del bombardeo con "Tallboy" sobre La Coupole.

  

 

Una bomba Tallboy en plena caída.

Al principio lo hacía horizontalmente, pero a cierta altura ya caía en picado, impactando el suelo al doble de la velocidad del sonido. Sus efectos no eran precisamente los de la picadura de un mosquito...

El cartel forma parte de la exposición sobre la RAF en La Coupole

 

 

 

75 años después de su construcción, La Coupole es ahora un centro de historia que nos recuerda que la guerra es siempre algo terrible y que nunca debiera perderse de vista que la convivencia pacífica entre todos los hombres es la mayor seña de civilización.

 

Paradójicamente el trabajo del ingeniero Von Braun que diseñó las V-2, una vez "reciclado" por los estadounidenses tras la guerra por su increíble valor estratégico para derrotar al nuevo enemigo soviético en la entonces incipiente carrera espacial, sirve ahora para ilustrar en La Coupole cómo esas bombas volantes precedieron a los cohetes espaciales.

 

Actualmente las huellas de las bombas han dejado lugar a las banderas de todos los países que se vieron involucrados en esa obra faraónica como signo de reconciliación y homenaje a todos los que tuvieron que vivir (y morir) en aquellos años terribles.

 

En suma, su visita, tan interesante como recomendable, nos transportará a 1943 para aprender, en primera persona, algo que nunca debiera repetirse.

 

Por eso resulta especialmente adecuado rememorar las palabras de Goethe: "Si las generaciones pasadas esconden sus errores a las venideras, éstas las condenan a revivir los mismos errores que ellas".

 

Y si queremos conocer  o repasar, de manera amena y global, los principales acontecimientos de la mayor guerra de todos los tiempos, es una excelente y muy recomendable idea leer "Breve historia de la Segunda Guerra Mundial" de Jesús Hernández (Ediciones Nowtilus, 2006).

 

 

Vayamos, pues a las cuestiones prácticas de la visita a La Coupole.

 

 

Aspectos prácticos 

 

 

 

  

   

  

El complejo de La Coupole abre todos los días del año de 9 a 18 horas. En julio y agosto cierra una hora más tarde. La taquilla cierra una hora antes del final.

 

La entrada cuesta 10 € para los adultos y 7 euros los comprendidos entre 6 y 16 años, (2016). Si se desea completar la visita con el Planetarium en 3D, el precio aumenta.  La tarifas detalladas pueden consultarse en la web www.lacoupole-france.com 

 

 

La visita se acompaña de audioguías automáticas en función del punto de la visita en el que nos encontremos. Lo que pasa es que, salvo que controlemos el francés, el inglés, el holandés o el alemán, no nos servirá de gran cosa.

 

La duración media ronda las 2,5 horas y el aparcamiento es gratuito. Existe una amplia zona para vehículos largos, así que es perfectamente posible aparcar con la caravana. El acceso con mascotas está prohibido.

 

La Coupole se erige en la localidad de Helfaut, a pocos kilómetros de la ciudad de Saint Omer y a treinta y tantos kilómetros del puerto de Calais. 

 

Esta foto muestra la carretera de acceso a La Coupole, así como los amplios aparcamientos, el complejo y la cúpula.

Imagen tomada de Google Maps

  

 

La visita a "La Coupole"

 

La visita a La Coupole empieza en el edificio que alberga el mostrador-taquilla y la tienda. El vestíbulo está presidido por una bomba V-1, versión pilotada, y con un barracón que rinde homenaje al centenario de la RAF, la Royal Air Force británica.

 

Hace 21 años, en 1997, se inauguró el Centro de Historia en La Coupole y desde entonces más de 2,5 millones de visitantes han podido conocerlo y disfrutarlo.

 

Una vez llegados bajo la enorme cúpula de hormigón, dos salas de cine nos introducirán en los dos itinerarios que componen la visita al Centro de Historia: "Las armas secretas de Hitler" y "El norte de Francia bajo el yugo nazi".

 

Itinerario A - "Las armas secretas de Hitler": esta parte de la visita -a mi juicio la más interesante- propone un didáctico viaje a través de las relaciones entre la ciencia y la guerra. El desarrollo de la bomba volante V-2 por el joven ingeniero alemán Von Braun, precursora de los cohetes espaciales que el propio Von Braun desarrollaría posteriormente para la NASA norteamericana y que permitió la llegada del hombre a la luna muestra cómo el genio humano puede ponerse tanto al servicio del bien como del "lado oscuro". De hecho los mayores avances tecnológicos han dependido en gran medida de las necesidades en tiempos de guerra. No hay nada como hacer de la necesidad, virtud.

 

Entre otros objetos expuestos tendremos a la vista un auténtico cohete V-2. Una bomba volante V-1 y las maquetas de los principales cohetes espaciales -estadounidenses y soviéticos-  a escala 1:20.

 

Itinerario B - "El norte de Francia bajo el yugo nazi": el otro itinerario de la visita nos sumergirá en la opresiva atmósfera que se vivía en las regiones del norte de Francia -la más castigada de todo el país- durante la ocupación nazi: la invasión; el éxodo; la vida cotidiana durante esos terribles años; la Resistencia y el colaboracionismo; las deportaciones y, finalmente, la liberación. Esta parte incluye un Memorial de más de 8.000 deportados o fusilados durante la Ocupación (1940-45).

 

Ambos itinerarios son prácticamente independientes entre sí. Finalmente la visita se completa con las proyecciones en 3D del Planetario que proponen un viaje por el espacio sideral de casi una hora de duración con la más moderna tecnología que sumergirá al espectador en las imágenes. Un espectáculo especialmente recomendable para los más jjovencitos.

 

 

 

Una vez provistos de la pertinente entrada y de la audio-guía, más allá de la recepción, cruzaremos el breve espacio que nos separa de la entrada al túnel de acceso al búnker de La Coupole.

 

No importa que la visita se haga en pleno verano, ¡Llevad siempre una prenda de abrigo! La temperatura en el interior del búnker es muy baja y no es cosa de pasar frío e incomodidad durante la visita.

 

   

Al fondo el túnel de acceso a La Coupole
 

El largo túnel de acceso expone numerosos paneles

que cuentan las vicisitudes del ejército británico para

detener las obras de La Coupole.

Nada más entrar allí mismo nos arrepentiremos de no haber cogido una prenda de abrigo...

 

En las paredes del túnel de la entrada, considerablemente largo, los paneles informativos nos irán poniendo en situación, tanto de la construcción del búnker, como de los esfuerzos aliados por convertirlo en ruinas.

 

A lo largo del túnel se encuentran pequeñas salas que albergan objetos y exposiciones relacionadas con el lugar.

 

 

   

 


 


  

 

Una de las salas adyacentes al túnel muestra motores y varias piezas

de los cazas británicos "Spitfire" derribados durante la contienda.

  

 

Restos de una hélice de "Spitfire" y otros objetos

 

 

   

Una escuadra de cazas

Hawker-Hurricane en pleno vuelo

 

El famosísimo Supermarine-Spitfire.

 

Como complemento a las visitas a La Coupole y al Búnker de Eperlecques, no deberíamos perdernos el Memorial de la Batalla de Inglaterra en Capel Le Ferne y el fantástico Museo de la Batalla de Inglaterra en Hawkinge si cruzamos el Canal de La Mancha. Ambos están muy próximos tanto al puerto de Dover como al Eurotúnel. Si queréis saber más de nuestra visita a ambos lugares, pinchad en la foto...

  

El Museo y Memorial de la

Batalla de Inglaterra.


(Condado de Kent/Reino Unido)

 

 

 

 

 

 

 

 

Siguiendo los intrincados pasadizos subterráneos del búnker llegaremos al ascensor que nos llevará a lo alto de la cúpula para iniciar el recorrido por los dos itinerarios de visita propuestos por el Centro de Historia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al salir del ascensor -automático- esta será la primera visión que tengamos del espacio bajo la cúpula,

la cual podemos casi tocar con los dedos de la mano.

 

 

 

   

 

 

Una maqueta del complejo de La Couple

nos muestra cómo iba a ser.

Esta era la guisa de los pilotos de caza británicos

.

 


  

 

 

 

 

 

 

 

Itinerario A - "Las armas secretas de Hitler"

 

 

 

Ya hemos comentado que esta parte nos ilustrará sobre las investigaciones ultrasecretas para el desarrollo de las "Wunderwaffen" de Hitler, desde la V-2 hasta la conquista espacial.

 

A la derecha tenemos a Wernher Von Braun, padre de la V-2, en sus tiempos en la NASA, con el cohete Apolo al fondo...

 

 

 

 

 

 

 

  

 

Aquí tenemos a la bomba volante V-1, autopropulsada a reacción y la que,

lanzada desde rampas móviles de muy difícil detección, sometió a Londres a una lluvia de fuego.

 

  

   

 

La V-1 desde otro ángulo.

 

 La bomba "Tallboy" fue decisiva

para impedir que este búnker sirviera para

lanzar las mortíferas bombas V-2

 

 

 

Una auténtica V-2, con sus 14 metros de longitud.

  

 

Esta imagen de la época muestra cómo se transportaban las enormes V-2

 

 

 


   

 

Fragmento del reactor de una V-2

 

 La V2 en su "almacén"

    

 

Estos modelos a escala nos muestran la evolución de los ingenios espaciales desde la V-2

-la más pequeña, a la izquierda de la imagen- hasta las naves espaciales que llegaron a la Luna.

.

  

 

   

La V-2 en la fábrica.

 

Aquí nos enseñan el proceso de diseño de la V-2

 

 

 

Esta imagen nos muestra a los prisioneros de guerra encargados de montar las partes

de las bombas volantes. 

 

 

 

Itinerario B -

"El norte de Francia bajo el yugo nazi"  

 

 

 Los aliados suministraban material a la Resistencia Francesa

mediante estos contenedores lanzados en paracaídas.

  

   

Un Citroën propulsado con gasógeno

lleva la enseña de la "Francia Libre"

 

 

  

 

Cuando descendamos de nuevo por el ascensor hasta la salida es muy posible que lo hagamos con una cierta sensación de opresión, pues no en vano y a pesar del indudable interés didáctico e histórico de la exposición, el lugar todavía conserva un halo de lo vivido durante aquellos años terribles en los que la maldad campaba a sus anchas. Por eso mismo, la visita nos ha de servir para tomar conciencia que la intolerancia es el germen de toda guerra y comprometernos decididamente a no caer en la tentación de repetir aquella brutalidad sin sentido.

 

Una vez fuera del túnel y de vuelta al aire libre y al calocito del mes de julio -dentro el frío es importante, ya lo hemos advertido- esas oscuras sensaciones desaparecen y el paseo por la tienda, el refreigerio en la cafetería o la visita al planetario a buen seguro ayudarán a que dejemos atrás La Coupole con buen sabor de boca.

 

Julio 2018

 

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