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Escapada al

Festival Internacional del Chocolate


Óbidos y Lisboa

 

 

  

 

Preparando la escapada portuguesa

 


El “Festival Internacional del Chocolate” de Óbidos, preciosa localidad histórica del centro de Portugal, es la excusa perfecta para escaparnos un fin de semana al país vecino. Los golosos y los amantes del chocolate quedarán encantados, pero también aquellos que sólo pretendan conocer un pueblo bullicioso y amurallado. A fin de cuentas el festival aporta un toque simpático y colorista que, a buen seguro, también sabrán apreciar.

El “Festival Internacional del Chocolate” de Óbidos es un evento que se celebra cada año durante varios fines de semana de marzo. En 2017 ha tenido lugar, de viernes a domingo, del 10 de marzo hasta el 2 de abril.

Óbidos no es un desconocido para nosotros. De hecho hacía tiempo que nos apetecía regresar a sus calles empedradas, pero por unas cosas u otras, no se nos terciaba. Hasta que en “Intur” -la feria de turismo interior de Valladolid- descubrimos el Festival del Chocolate. Entonces pensamos… ¡De este año no pasa! Y dicho y hecho.

Marzo no suele ser un mes generoso en días festivos o “puentes”, así que no nos quedó otra que tomarnos un viernes libre para que la escapada portuguesa cundiese un poquito más. Salimos de Valladolid, con la caravana, un jueves por la tarde y pernoctamos en el camping “Parque de Campismo Quinta do Convento” de Fundao, a 345 de distancia. Este camping se encuentra a sólo 5 kilómetros de la salida de autovía A-23 y tiene la ventaja de que se puede llegar hasta las 22 horas (las once de la noche, hora española). Pagamos 14,60 € por la pernocta. La barrera abre a las 8 de la mañana, pero nos hicieron el favor de levantarla media hora antes. 

 

   

La cafetería y la zona de recepción del camping "Quinta do Convento" de Fundao

 

Nos habilitaron una zona próxima a la salida, ya que partiríamos a hora temprana.


Como el “leit motiv” del viaje era asistir al festival del chocolate, el resto de visitas y actividades se supeditaron al mismo y, por eso, elegimos el camping “Orbitur Foz do Arelho” como base de operaciones. Este camping, con buenas instalaciones y perteneciente a la famosa cadena portuguesa “Orbitur”, se encuentra a 15 kilómetros de Óbidos y a 8 de Caldas de Rainha, la ciudad más grande de la zona. Abre todo el año. En marzo la recepción estaba abierta hasta las 7 de la tarde, pero hasta las once de la noche era posible entrar con el coche. Dispone de guarda, así que posiblemente no haya problemas para acampar en caso de llegadas tardías. Hay una zona de aparcamiento frente a la entrada del camping. Más info en  http://es.orbitur.pt/camping-orbitur-foz-do-arelho 

 

   

La recepción del Orbitur Foz do Arelho

 

Acampados junto al bloque de servicios


Portugal nos encanta.  La gente es muy amable y el idioma no suele ser ningún problema. Muchos portugueses hablan castellano, pero agradecerán que nos esforcemos en “falar” un poco su lengua. A veces un simple “Faz favor” (por favor) o un “Obrigado/a” (gracias) harán más fáciles las relaciones con los vecinos. Así que controlar unas cuantas palabras en portugués será siempre un detalle que sabrán apreciar. También es frecuente que se nos dirijan en inglés, que es el “idioma universal del turista”, especialmente en las zonas más turísticas, pero vamos, el idioma no será nunca un problema, salvo que vayamos de prepotentes por la vida como si allí tuvieran obligación de conocer la lengua de Cervantes.  
 


El complicado sistema de peajes portugueses

Desde que en 2011 las autovías “Scut” portuguesas pasaron a ser de peaje electrónico, visitar a los vecinos del oeste se volvió mucho más complicado. Ciertamente a lo largo de estos años han ido mejorando el modo de pagar los peajes, pero todavía persisten demasiadas lagunas y obstáculos para el visitante ocasional. Dependiendo del punto de entrada a Portugal las cosas son más o menos fáciles, pues no en todos los puntos fronterizos hay posibilidad de registrarse en el sistema automático de peajes portugués. Por eso, antes de ir, lo más prudente es echar un vistazo a www.portugaltolls.com e informarnos de las distintas posibilidades de pago de peajes en función del itinerario que vayamos a realizar por tierras lusas.

Nosotros entramos a Portugal por la frontera salmantina de Ciudad Rodrigo/Fuentes de Oñoro/Vilar Formoso. De allí parte la autovía de peaje electrónico A-25 hacia Aveiro, en la costa atlántica. En Guarda, la A-25 se bifurca en la A-23, que nos llevará hacia Lisboa, vía Castelo Branco. Esta fue la ruta que seguimos, pues Óbidos se encuentra a 85 km al norte de Lisboa. En ambas autovías funcionan los peajes electrónicos, que nos leerán la matrícula del coche sin necesidad de detenernos cada vez que pasemos debajo de los portales. Si no queremos problemas con la autoridad competente, previamente deberemos haber registrado la matrícula en su sistema para que nos puedan cobrar los peajes. Y ahí es cuando empiezan las complicaciones.

La verdad es que entrando por Vilar Formoso problemas no hay, porque han habilitado medios para registrarse, pero no ocurrirá lo mismo si entramos por Zamora/Bragança, pues por ahí, que uno sepa, no hay un punto de registro de la
matrícula. Es buena idea informarse bien sobre qué hacer si pensáis entrar en Portugal, vía Bragança. Hasta esa bonita localidad no hay problema, pues no se pasa por ningún peaje, pero al circunvalarla nos toparemos con el primer arco automático. A priori en ese mismo momento no pasaría nada porque tendríamos todo ese día para registrarnos en el sistema. El problema es que no sé qué habría que hacer si continuamos hacia Oporto por la A-4 que sí tiene tramos con peaje electrónico. Pero volvamos a Vilar Formoso y la A-25…

De entrada digamos que no es posible registrar en Internet la matrícula y el pago por tarjeta de crédito. Una incongruencia incomprensible. En la web www.portugaltolls.com, que es la web oficial, sí es posible hacer cambios o cancelar la asociación de la tarjeta, pero no vale para darse de alta, que sería lo ideal.

Para compensar el desaguisado, al menos es posible sacar por Internet el famoso “Toll Service”, el bono de 20 € de “tarifa plana”. Con ese bono podremos circular sin límite por las autovías con peaje electrónico durante 3 días naturales. Hay posibilidad de comprar más de uno, en función de la duración de nuestro viaje y del recorrido a realizar, pero solo para vehículos clase 1, es decir, vehículos (con o sin remolque) cuya altura de carrocería, calculada en el eje delantero, no exceda de 1,1 metros. Esto excluye, por ejemplo, a la mayoría de autocaravanas, furgonetas y algunos SUV, que pagarán, en condiciones normales, entre un 80-100% más que un turismo. Es decir, si la estancia en Portugal no excede de 3 días y la expectativa de gasto supera los 20 euros, el bono es una mejor solución. En la web www.portugaltolls.com vienen los tramos sujetos a peaje electrónico y sus importes según los diferentes grupos de
vehículos.

En nuestro caso, al rebasar los tres días de estancia en Portugal, optamos por registrar la tarjeta de crédito y la matrícula a través del sistema “Easy Toll”, que sólo puede hacerse en determinadas áreas de descanso del país. Si se pudiera hacer por Internet lo bordarían, pero lo cierto es que, en su defecto, actualmente han hecho el trámite bastante más “easy” al entrar por Vilar Formoso. 

 

Registrándonos en el servicio "Easy Toll", en el área de descanso del Alto de Leomil, en la A-25


El procedimiento a seguir es el siguiente: al entrar en Portugal deberemos circular 12 kilómetros hasta la primera área de descanso de la A-25,la del Alto de Leomil. Entraremos en el área y enseguida veremos, a la izquierda, la zona “Easy Toll”, sin necesidad de entrar realmente en el área de descanso. Han habilitado tres carriles para el registro. En una máquina deberemos insertar una tarjeta de crédito y automáticamente se asociará a la matrícula de nuestro vehículo (leída por la parte delantera) y ya podremos circular tranquilamente por las autopistas de peaje electrónico durante 30 días. Cada vez que pasemos por un arco de peaje, se cargará el importe a la tarjeta. La operación de registro es rápida y sencilla. 

 

 

Es importante tener en cuenta que este sistema solamente es válido para este tipo de peajes electrónicos, no para las autopistas con peajes convencionales, como la A1 de Porto a Lisboa o la A-8 de Óbidos a Lisboa. En fin, un sistema enrevesado y complicado que creo que ha echado para atrás a más de un turista español. 

 

   

 

 

Es más fácil y rápido de lo que parece


Rumbo a Lisboa, la autovía A-23 finaliza cerca de Torres Novas y con ella el peaje electrónico. A partir de ese punto continuaremos por la autopista A-1, que proviene de Oporto y que, como acabamos de comentar, es de peaje por taquilla y ticket. Desde Torres Novas a Óbidos tomaremos la autopista A-8, también de pago convencional. Ese tramo cuesta 6 euros.

Por último, conviene recordar que al entrar en Portugal “ganaremos” una hora por la diferencia horaria, pero al cruzar de nuevo la frontera, “la perderemos”.



Localidades de interés cerca de Óbidos

El “Festival Internacional del Chocolate”, como ya hemos visto, fue el motivo para regresar a Óbidos, pero el pueblo merece siempre atención sin necesidad de eventos extraordinarios. De hecho es una de las excursiones típicas desde Lisboa. Una mañana o una tarde bastarán para la visita, aunque eso ya depende de cada cual. La jornada turística se puede completar con Caldas da Rainha, Foz do Arelho o Peniche y la “Nao dos Corvos”, el curioso roquedal del Cabo Carvoeiro. 

 

El roquedal de la "Nao dos Corvos" en el Cabo Carvoeiro (Peniche)

 

Estas dos primeras localidades pueden ser mejores alternativas para comer bien y más barato que en la turística Óbidos. Caldas de Rainha no tiene nada de especial, salvo el mercado de fruta que todas las mañanas se instala en la Praça da Republica. 

 

El mercado de la Praça da Republica de Caldas da Rainha

  

   

En el mercado se pueden adquirir alimentos típicos a buenos precios, como los "beijinhos da Caldas", unos buñuelitos muy ricos. Portugal es el país de los dulces.

 

Una de las calles peatonales de Caldas da Rainha

 

Foz do Arelho es una localidad turística, con largas playas de blanca arena y Peniche tiene mucha fama como centro de vacaciones, pero el pueblo es feo a rabiar. Su encanto reside más en la agreste costa y en el roquedal de la “Nao dos Corvos”, junto al faro y a una iglesia en el Cabo Carvoeiro.  

 

La playa de Foz do Arelho

  

   

Foz do Arelho

 

La larga playa de Foz do Arelho

   

El malecón de Peniche

 

   

Peniche y la fortaleza

 

El faro del Cabo Carvoeiro

  

   

La agreste costa de Peniche y el Cabo Carvoeiro

 

La Nao dos Corvos desde otro ángulo

 


La gastronomía portuguesa

y el "Rei Bacalhau" 

Tengamos en cuenta que uno de los atractivos del país vecino es su rica gastronomía de abundantes raciones y precios generalmente más contenidos que al otro lado de la frontera, de la cual el “bacalhau” es, sin duda, el rey, pero hay mucho más. Las especialidades de carne y pescado a la parrilla (grelhada) tienen una merecida fama. 

 

Bacalhau grelhado com verduras (restauante "Tavola", Foz do Arelho)

   

 

   

   

Ensalada de garbanzos (bico) y bacalao. Podían comer dos y todavía sobraría.

 

Los cafés son una institución y los "Molotov", un flan de claras de huevo y caramelo, otra.

 

Arroz con pulpo (polvo) Raciones enormes y a precios excepcionales en la "Taberna do Zé" de Caldas da Rainha.

  

Aunque los precios portugueses ya no son lo que eran hace años, todavía nos quedará la sensación de que el euro cunde más. Salvo en combustibles, con un sobrecoste que ronda los 20 cts/litro. Así que no os olvidéis de llenar el depósito antes de entrar en Portugal.

 

 

Óbidos, la medieval

 


Óbidos es un pueblo pequeño, muy pintoresco, dominado por la muralla y el castillo de esbeltas torres. Uno de los lugares más emblemáticos de Portugal, con sus estrechas calles y vistosas casas. Castillo medieval al margen, su principal “monumento” es la “Porta da Vila”, que da acceso al recinto amurallado, decorada con los típicos azulejos de color azul que representan la pasión de Cristo. 

 

La Porta da Vila de Óbidos


  

Tras cruzar la Porta da Vila, esto es lo que verán nuestros ojos. Tomad la calle de la izquierda.

  

Fuera de la muralla está el gran aparcamiento, apto para todo tipo de vehículos, caravanas incluidas. En marzo no se pagaba por aparcar. La calle “principal” que conduce al castillo está llena de tiendas de recuerdos y chocolaterías.

Frente a la iglesia y la picota -el “pelourinho” en portugués- se encontraba la tienda oficial del “Festival del Chocolate”. 

 

   

Acercándonos al pueblo desde el aparcamiento...

 

La iglesia está adosada a la muralla del castillo

   

El "Pelourinho", la picota típica portuguesa

 

   

"Placer y vicio" es un nombre perfecto para una bombonería

 

Y la lluvia hizo aparición...

  

 

Óbidos posee un atractivo gastronómico especial, la “Ginja”, un licor de cereza muy suave. Por un euro podías

probarlo y, después, comerte la tacita de chocolate. O comprar una botella, claro. 

 

   

La Ginja de Óbidos, licor de cerezas

 

Tacita de chocolate y una cereza con Ginja

  

   

No se puede volver de Portugal sin un gallito de recuerdo

 

Calles pintorescas en Óbidos


Y si preferimos diciembre para darnos una vuelta por Óbidos, haremos bien, pues es una de las pocas localidades portuguesas con mercadillo navideño. Incluso montan un poblado navideño, un poco al estilo del festival chocolatero. Sin duda una buena razón para volver.



El “Festival Internacional del Chocolate”

 

  

 

 


Al entrar en el castillo, lo primero que llama la atención del “Festival Internacional del Chocolate” es el aire simpático y colorista que desprende, pensado para que los niños se sientan a gusto enseguida. Huevos gigantes, golosinas
enormes y muñecos tamaño XXL decoran los patios del castillo. ¡Incluso el submarino amarillo de Los Beatles!

La entrada costaba 6 € en 2017 para los adultos y la mitad para los niños de 6 a 11 años. Abren de viernes a domingo y de 10 a 20 horas. Y un detalle a tener en cuenta para los que viajamos con perro… ¡les está permitida la entrada en el recinto del castillo! Más info en http://festivalchocolate.cm-obidos.pt
 

 

 

 

   


El “Festival Internacional del Chocolate”, grosso modo, está compuesto de los siguientes apartados:

•    La parte profesional, constituida por ponencias e exhibiciones de maestros chocolateros y reposteros. Estas demostraciones se celebran en una carpa de acceso libre, pero lógicamente se hacen en portugués. Aunque siempre es interesante ver a los  especialistas trabajar, se agradecería un sonido mejor en la megafonía.
•    Los puestos de venta de chocolates, bombones y otras especialidades a base de cacao.
•    La exhibición de vestidos y figuras de artistas famosos en chocolate.
•    Los “food trucks” y otros puestos de comida dulce o salada.
•    La zona de juegos infantiles.

Como el recinto no es demasiado grande, a modo orientativo podemos decir que la visita puede durar desde una hora y media a lo que cada cual desee.

En suma, pasamos un rato agradable en el “Festival Internacional del Chocolate”, aunque la impertinente lluvia nos estropease un poco la fiesta. Bajo un paraguas aquello no es lo mismo. Y si bien el festival de Óbidos no es precisamente el “Salón del Chocolate de París” -allí “juegan en otra liga”- valió la pena la escapada. Desde luego los golosos y los amantes del chocolate harán mal en perdérselo. 

 

Clase magistral de preparación de dulces típicos portugueses.

  

 

   

Bombones y chocolates...

 

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El recinto de las figuras y los vestidos de chocolate

 

   

   

Amalia Rodrigues, la cantante de fados

 

Freddy Mercury

 

Carmen Miranda

  

Moda vintage con inserciones de chocolate

  

   

  

   

 

Ambiente simpático y colorido

   

 

   

   

  

       

 

 

 

 

 

Completando el viaje: Lisboa

 

Hay pequeños funiculares que van del muelle al barrio alto del Chiado


De la Lisboa “antigua y señorial” poco más se puede decir que no haya sido dicho ya. La capital portuguesa es, por muchas y buenas razones, uno de los mejores destinos europeos. ¡Y nosotros tenemos la suerte de tenerla más cerca que nadie!

Completamos nuestro fin de semana portugués con una escapada de un día a Lisboa. Por suerte para nosotros, hemos tenido ocasión de visitarla en otras ocasiones, así que esta vez nos conformamos con dar una vuelta por el centro lisboeta. 

 

Las calles peatonales de La Baixa y el arco de acceso a la Praça do Comercio

  

   

La estatua del Marqués de Pombal, reconstructor de la ciudad tras el devastador terremoto de 1755

 

La Praça do Comercio es enorme y mira al mar

  

El Tajo (Tejo) al paso por la Praça do Comercio y a punto de desembocar en el Atlántico

El famoso puente del 25 de abril, al fondo


Por supuesto que una primera visita a Lisboa no debiera ser menor a dos días si queremos pasear y ver todo lo bueno que nos ofrece. Lo que no hay que perderse es:

•    “La zona centro”, compuesto por el barrio rectilíneo de “La Baixa, la Praça do Rossio, la Praça do Comercio y el Chiado, el barrio alto, con su famoso “Elevador de Santa Justa” y las ruinas de la iglesia do Carmo, vestigio del
terremoto del siglo XVIII.
•    “El barrio de Alfama”, la catedral y el Castelo de Sao Jorge, la parte más antigua de Lisboa.
•    El convento de los Jerónimos, joya del estilo manuelino y la Torre de Belém. Estos monumentos se encuentran a varios kilómetros del centro urbano lisboeta, a orillas del Tajo (Tejo, en portugués) y es necesario llegar en transporte público o privado.
•    El “Parque das Naçoes”, el recinto de la zona de la Expo ’98, con su acuario y oceanario, también alejado del centro urbano.  

 

   

   

Plaza de Camoes, en el Chiado

 

El elevador de Santa Justa, que asciendo hacia la Igreja do Carmo

 

 Los típicos "tuk-tuk" para turistas

  

Las ruinas de la Igreja do Carmo en lo alto, recuerdo del terremoto del siglo XVIII

desde el Rossio

  

La plaza del Rossio, con el Castelo de Sao Jorge en el horizonte

 

   

"A Brasileira" es uno de los cafés más famosos de Lisboa. Se encuentra en el Chiado.

 

La estatua del escritor Fernando Pessoa, uno de sus más  ilustres clientes, es toda una institución en la ciudad

  

La Rúa do Carmo, que asciende desde el Rossío al Chiado es una de las calles

más famosas de Lisboa. La cruza la pasarela del elevador de Santa Justa 

 

 

Una atracción muy querida por los turistas es tomar el tranvía 28 que nos llevará de la Baixa al barrio de Alfama, cuya ruta discurre por sus estrechas calles. Los viejos tranvías son muy divertidos, pero van siempre abarrotados y es el
“lugar de trabajo” favorito de los carteristas. Así que mucho cuidado con los cacos. 

 

El 28 no siempre lo tiene fácil para pasar por las calles de Alfama

  

   

El tranvia 28

 

La catedral fortificada de Lisboa, en Alfama

   

Alfama

 


 

 

El "Mosteiro dos Jeronimos", el "Padrao dos Descobrimentos"

y la Torre de Belém

 

Estos son tres de los mejores y más conocidos monumentos lisboetas, pero para visitarlos deberemos desplazarnos algunos kilómetros, Tajo abajo... 

 

El monasterio de los Jerónimos, joya del estilo manuelino (siglo XVI)

  

   

  

       

  

   

 

 

El claustro es una maravilla

  

   

"Bosque de palmeras" en la iglesia

 

El arte manuelino y los motivos marineros

  

La Torre de Belém (s. XVI) construida por el rey Manuel I como defensa del estuario del Tajo

  

   

 

 

El "Padrao dos Descobrimentos" se erigió en 1960 para

conmemorar el quinto centenario de la muerte de Enrique

el Navegante.

  

   

Este hidroavión conmemora el primer vuelo entre Portugal y Brasil, en 1922

 

 

 

Como somos campistas, el alojamiento de rigor será el “Lisboa Camping”, situado en la colina del “Monsanto”, a las afueras de Lisboa y muy cerca del estadio del Benfica Club de Fútbol. El antiguo “Camping Monsanto” fue renovado hace ya algunos años y cuenta con muy buenas instalaciones. Nos alojamos en el “Lisboa” en 2008 y quedamos muy satisfechos. Las parcelas están arboladas y cuentan con mesas. A la puerta del camping hay autobús al centro de Lisboa. Más info en www.lisboacamping.com 

 

   

Parcelas en el LIsboa Camping

 

 


Aunque esta vez elegimos alojarnos cerca de Óbidos, en el “Orbitur Foz do Arelho”, quien desee visitar Lisboa con más detenimiento y “escaparse” un día a la zona de Óbidos, hará bien en quedarse en el “Lisboa Camping”. Al menos desde Valladolid apenas hay unos kilómetros de diferencia entre ambos camping.

Lisboa, por su atractivo turístico, está siempre petado de visitantes y, por tanto, los precios están también en consonancia. Eso quiere decir que, en líneas generales, para disfrutar de la gastronomía  portuguesa haremos bien en evitar los restaurantes para turistas del centro lisboeta. Para disfrutar de la comida portuguesa más auténtica no hay nada como los pueblos y ciudades más pequeñas.   

 

Si hay tiempo, las mejores excursiones que podremos hacer desde Lisboa -Óbidos al margen- son las escapadas a Estoril, Cascais, Sintra y el “Cabo da Roca”, el extremo occidental del continente europeo, la famosa “nariz” de la península ibérica.

Despedida y Cierre

Y así, tras un intenso fin de semana en Óbidos y el “Festival Internacional del Chocolate”, Caldas da Rainha, Peniche, Foz do Arelho y Lisboa, tocaba regresar con la satisfacción de haber disfrutado de un magnífica escapada “a la portuguesa”.

 

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