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Navidad

en

Saboya y los Alpes

 

El viaje de los mil y un contratiempos

 

 

 

 

 

  

FICHA TÉCNICA DEL VIAJE

Diciembre 2013

Duración del viaje:

10,5 días

Kilometraje total:

3.943

 Hacemos también constar que la información práctica que se facilita en el relato se hace a título personal, con la intención de que pueda resultar lo más útil y ajustada posible. No obstante recomendamos que, en evitación de sorpresas y contratiempos, antes de emprender el viaje, confirméis los horarios, precios, y demás datos susceptibles de variación o modificación. ¡Buen viaje! 

  

 

FECHA

ETAPA

KMS.

Viernes, 29 noviembre

2013

Valladolid-Camping "Monumento al pastor"

Ameyugo (Burgos)

 

204

Sábado, 30

noviembre

Ameyugo - Gradignan (Burdeos)

Saint Emilion - Bordeaux (Burdeos)

387 + 120

Domingo, 1

diciembre

Gradignan - Lalizolle (Auvernia)

Clermont Ferrand

449 + 112

Lunes, 2

diciembre

Lalizolle - Montagny les Lanches (Annecy)

Annecy (Saboya)

380 + 25

Martes, 3

diciembre

Chamonix y Aosta (Italia) 341

Miércoles, 4

diciembre

Yvoire - Évian les Bains

(Lago Léman - Francia)

214

Jueves, 5

diciembre

Grenoble y Chambéry 213

Viernes, 6

diciembre

Talloires (Lac d'Annecy) - Annecy

Traslado a Lyon

52+154

Sábado, 7

diciembre

Lyon 21

Domingo, 8

diciembre

Montgny les Lanches - Moulins

Area de Bordeaux- Cestas A-63

686

Lunes, 9

diciembre

Area de Bordeaux- Cestas A-63 - Valladolid 572

 

Total Kms.

3.943

 

 

 

LOCALIDAD

Y

CAMPING

 

PRECIO

/Noche

2 adultos, coche+

Caravana y

Electrici

dad

 

 

Tjta.

Cré

dito

 

 

Ntra.

Cali

fica

ción

 

 

 

OBSERVACIONES

Monumento

al Pastor

 

Ameyugo/

Pancorbo

(Burgos)

14 €

NO

6

El acceso al camping es complicado, pero a cambio tiene la ventaja de que se puede llegar hasta tarde (23-00 h porque se paga en el restaurante)

Es un buen camping de paso.

Camping Beausoleil

 

Gradignan

(Burdeos)

17  €

NO

8

Con barrera, que cierra de 7 a 22 h.

Camping familiar, pequeño y bien situado a las afueras de Burdeos.

Los servicios son buenos y las parcelas correctas, pero no generosas

 

www.camping-gradignan.com

Camping

"Les Colettes"

 

Lalizolle

(Auvernia, cerca de Clermont Ferrand)

14 €

NO

7

No tiene barrera, si no una puerta de verja que puede abrirse sin problemas.

 

Único camping abierto en diciembre al norte de Clermont-Ferrand.

 

Buenos servicios con calefacción.

 

 

www.lalizolle.fr/fiche_hebergements.php?id=14

Camping

La Vidôme

 

Montagny les Lanches

 

(Saboya)

14  €

NO

7

Único camping de los alrededores de Annecy abierto en diciembre.

 

Camping familiar, con buenos servicios calefactados. Disponen de una habitación de huéspedes.

  

www.lavidome.fr/

Camping

International Indigo

 

Lyon

25 €

SI

7

A 10 km. de Lyon. Buena opción para visitar la ciudad, con bus en la puerta. Barrera con código. Buenos servicios, aunque en la Fiesta de las Luces estaba abarrotado y la electricidad se cortó varias veces.

Las parcelas casi no existen, en realidad son "plazas de parking" en fila. No es un camping agradable para estancias prolongadas. 

Durante la "Fête des Lumières" es imprescindible reservar y pagar con antelación. Lo hicimos por transferencia bancaria. Durante esos días aplican un recargo. 

 

www.camping-indigo.com/Lyon

Visitad la página web www.eurocampings.net/es/ de la Guía ACSI. Además de una amplia información de 8.000 camping europeos, por ejemplo si aceptan tarjetas de crédito, incluye un localizador geográfico muy útil para encontrar el camping. Incluye un enlace a google maps, muy útil para situarlo con el GPS.

 

PRECIOS GASÓLEO (Diciembre 2013)

España

1,23 - 1,36 €

Francia

1,29 - 1,45 €

 

 

EN 2013 TOCABA CONOCER LA NAVIDAD EN LA SABOYA ALPINA (Francia)

  

El “viaje de navidad” durante la semana de la Inmaculada y la Constitución ya es todo un clásico. Desde aquel lejano primer viaje a la navidad alsaciana en diciembre de 2000 hasta 2013 hemos recorrido muchos kilómetros con la caravana y hemos vivido –y disfrutado en primera persona- las peculiaridades navideñas de multitud de países: Francia –con Alsacia en primerísimo lugar- Alemania, Bélgica, Holanda, Londres, Italia, Suiza, Austria o la República Checa… 

 

Casitas de cuento en Colmar (Alsacia)

 

Aunque “descubrir nuevos horizontes navideños” resulta cada vez más complicado, en 2013 los Alpes franceses vinieron en nuestra ayuda. Puede que Saboya no sea el primer destino navideño que nos venga a la cabeza –sin duda existen alternativas infinitamente mejores- pero hay buenos mercadillos y un agradable ambiente festivo y decidimos que, después de tantos viajes era el momento propicio para conocer el antiguo reino en una época del año que, climatológicamente hablando, es una auténtica “ruleta rusa”. Y tuvimos suerte en eso, porque el tiempo fue bastante clemente con nosotros. La nieve no apareció en los días que anduvimos por allí y eso nos facilitó mucho los desplazamientos y el viaje en definitiva.

 

Y si bien el mal tiempo no fue finalmente el “enemigo” esperado, un ramillete de averías mecánicas y multitud de incidencias varias ocuparon su lugar, perturbando de manera inesperada -y casi, casi de manera habitual- el plan de viaje previsto.

 

Cuando se emprende un viaje debe contarse con la posibilidad de que surjan contratiempos y problemas de mayor o menor entidad, es lo que hay cuando uno se sube al coche a hacer kilómetros, pero desde luego este viaje ha sido realmente “el pupas”.

 

Pero no adelantemos acontecimientos que eso ya lo iremos viendo…

 

 

EL CAMPISMO EN INVIERNO Y LA ELECCIÓN DEL CAMPING

 

El viaje a Saboya, en plena zona alpina, se planteó desde el viernes, 29 de noviembre, hasta el lunes, 9 de diciembre de 2013. Annecy, la ciudad más importante de Saboya, sería nuestra “base de operaciones” (bueno, en sus proximidades)

 

Una de las dificultades con las que se encuentra el campismo invernal es la escasez de camping abiertos todo el año. No siempre es fácil encontrar uno en la zona elegida. Lógicamente –dado que el motivo de nuestro viaje no era el esquí- buscábamos un camping bien comunicado y con buenos accesos por si la nieve hacía acto de presencia, pero alejado de la montaña. Esa es una cuestión a tener muy en cuenta a la hora de planificar el viaje, sobre todo en zonas propensas a cubrirse de blanco. Cuanto más cerca de las vías principales más fácil será desplazarse.

 

 

Lo que hay que tener en cuenta a la hora de elegir un camping

 

 

Pues bien, incluso así, un simple camino de tierra que dé acceso a nuestro camping puede impedirnos la normal circulación si se pone hecho un barrizal o se cubre de nieve varias decenas de centímetros. Por eso para evitar problemas es fundamental escoger un camping que esté, siempre que sea posible, en zona urbana o al que se acceda directamente desde una carretera asfaltada.

 

En Saboya hay varios camping abiertos todo el año, pero salvo uno, los demás están en zona de montaña cercanos a las estaciones de esquí, lo que los invalidaba para nuestras necesidades. Afortunadamente ese único camping “en el llano” – “La Vidôme”- nos resolvió el problema en todos sentidos: está situado en el pueblo de Montagny les Lanches, a las afueras de Annecy y a sólo dos kilómetros de la autopista. A modo de guinda dispone también de una habitación de huéspedes (cabía la posibilidad de que nos acompañasen un par de amigos no caravanistas, así que esa habitación nos venía como anillo al dedo).

  

       

 

 

 

 

 

Preparados para el frío...

 

 

Damos por hecho también que nuestro vehículo cumple los requisitos básicos para afrontar los rigores invernales con garantías: batería en buen estado, buenos neumáticos (si son de invierno mejor aún), cadenas o fundas, rascador para el hielo y spray descongelante.

 

Claro que todavía es mejor solución llevar plásticos para cubrir los parabrisas delantero y trasero lo que nos evitará tener que rascar el hielo cada mañana en caso de helada o nevada.

 

Para esos casos resulta muy aconsejable llevar prevista una bolsa de plástico para guardarlos a diario, pues por mucho que los sacudamos siempre queda algo de agua adherida.

 

 

 

Y ya que hablamos de plásticos… es fundamental tener uno a punto por si es necesario colocar cadenas o fundas. ¡Y guantes de goma!

 

No hay nada más molesto que tener que poner esos artilugios con la rodilla enterrada en la nieve o con las manos ateridas de frío…

 

 

  

Superado el primer gran escollo de toda planificación –la búsqueda de un alojamiento bien situado- la elección de los lugares a visitar fue bastante sencilla: Annecy, Chambéry –la antigua capital del reino de Saboya- Grenoble, Chamonix y el Mont-Blanc; una escapada al lago Léman, por su orilla francesa y una excursión al italiano Valle de Aosta. Además de Saboya teníamos previsto visitar Lyon, Clermont-Ferrand, Moulins y Burdeos. Un buen plan.

 

 

Todo lo que hay que tener en cuenta para que el viaje sea todo un éxito

 

 

 

LA PRIMERA, EN LA FRENTE…

 

Y llegó por fin el esperado momento de la partida. Los amigos no caravanistas finalmente no se sumaron al viaje, así que “el contingente” estuvo formado por cuatro caravanas. Tres salimos de Valladolid y la cuarta, de Castellón de la Plana. El punto de reunión sería en Saboya.

 

Por las siempre incordiantes cuestiones laborales no podíamos salir todos juntos de Valladolid. Nosotros teníamos previsto arrancar a las cinco de la tarde del viernes 29 de noviembre, para no hacer todo el viaje de noche, pero las otras dos caravanas no podían hacerlo antes de las ocho de la tarde, así que acordamos reunirnos en Urrugne, más allá de la frontera francesa y pasar la noche en el área de descanso.

 

Sin embargo es bien sabido que el hombre propone y Dios dispone. Ya teníamos la caravana enganchada cuando la batería del coche –de forma inesperada, como casi siempre pasa- se negó a arrancar. De esa manera tan nuestra, tan “a las cinco de la tarde”, empezaron los contratiempos a las primeras de cambio…

 

Increíble, pero cierto. Siempre he sostenido que hay que dar gracias por todo. Así que superado el primer momento de estupor, nos consolamos pensando que, a pesar de todo, mejor quedarse sin batería en el garaje de casa que no en mitad de ninguna parte. Y mejor un viernes a la hora torera por excelencia que no un domingo a cualquier hora. Siempre podía haber sido peor...

 

Y si tener un amigo es un tesoro, tener un amigo electricista y mecánico es un tesoro al cuadrado o al cubo. “San” Manolo –precisamente uno de nuestros compañeros de viaje- "oyó nuestras súplicas" y gracias a su "intercesión" pudimos resolver rápidamente el tema de la batería, lo que nos permitió estar a punto para salir con ellos a las ocho de la tarde. ¡Uf!

 

Antes, la asistencia en viaje nos había arrancado el coche para poder ir a instalar la nueva batería. En suma, a pesar de todo, prueba superada y listos para iniciar el viaje deseando que ese contratiempo fuese tanto el primero como el único.

 

Lo malo es que, efectivamente, fue el primero, pero no iba a ser el último… ¡ni tan siquiera el penúltimo!

 

Finalmente acabamos saliendo algo más tarde de las ocho y optamos por pernoctar en el camping “Monumento al pastor”, en Ameyugo, cerca de Pancorbo.

 

Eso nos obligaría a  madrugar un poco más para poder llegar a Burdeos –nuestra siguiente parada- lo antes posible.

 

  

 

 

 

  

Si te interesa ahorrarte unos cuantos euros en peajes, rumbo a Burdeos, pincha en la foto y descubre cómo hacerlo sin apenas complicaciones…

 

 

 

BURDEOS Y SAINT EMILION EN NAVIDAD

 

Teníamos plaza reservada en el Camping “Beausoleil” de Gradignan, a las afueras de Burdeos. Es un camping pequeñito, familiar, pero bien situado y bastante más barato que el nuevo camping municipal de Burdeos. Por las veces que hemos pernoctado allí somos ya casi de la familia… 

Más info en www.camping-gradignan.com 

 

En el camping de Gradignan

 

Una vez instalados dedicamos la primera hora de la tarde a visitar algunos establecimientos de camping-caravaning de la zona de Ste. Eulalie, al norte de la ciudad, buscando unas piezas de repuesto.

 

Afortunadamente nos enteramos por la radio que los transportistas franceses habían cortado la autopista de circunvalación de la ciudad, así que recurrimos a las vías secundarias para cruzar Burdeos de sur a norte, pues Sainte Eulalie está en el lado opuesto al camping. Eso implicó tardar algo más de tiempo en llegar a destino y padecer alguna que otra retención, pero como “la información es oro” también nos ahorró quedar irremisiblemente atascados en el inmenso “bouchon” de varios kilómetros de la circunvalación que hubiera dado al traste con la visita a St. Emilion.

 

Tras las “gestiones caravaneras” nos acercamos a Saint Emilion, precioso pueblo medieval situado en el corazón de los viñedos bordeleses, a media centena de kilómetros de Burdeos. Tiene rincones muy pintorescos y es una visita que vale realmente la pena. 

 

   

St. Emilion

 

Se nota que estamos en Burdeos

 

 

St. Emilion es muy medieval

 

Burdeos es una ciudad muy interesante y está incluida en las ciudades "Patrimonio Mundial de la Unesco".

 

Es ya una vieja conocida, así que completamos la jornada con una visita al bonito mercado navideño de la Allée de Tourny, en el centro de la ciudad. Es uno de los pocos mercados navideños del suroeste francés. Lástima que los precios en las casetas gastronómicas sean exageradamente altos en comparación con las alsacianas y alemanas. 

 

Llegando al mercadillo de Burdeos

 

Eso sí, no es demasiada buena idea pretender acercarse en coche al centro durante esas celebraciones. Como era “día de atascos”… tardamos casi una hora en recorrer sólo un par de kilómetros hasta el mercadillo! Afortunadamente para nosotros era sábado y cerraban a las 21 horas y no una hora antes como es habitual durante la semana. 

 

El "Vin chaud" que no falte...

 

Los aparcamientos en Burdeos no son baratos, así que para la estancia de un día es una buena idea aparcar el coche a las afueras de la ciudad y tomar el tranvía al centro. Ahorraremos tiempo y dinero.

 

 

LA MEJOR RUTA EN CARAVANA HACIA SABOYA Y LOS ALPES

 

¿Cuál es la mejor ruta para llegar a Lyon y a la Saboya alpina desde la frontera de Irún?

 

Pues depende. No es lo mismo plantearse el viaje en coche o hacerlo en caravana o autocaravana.

 

La elección de las distintas alternativas dependerá de lo que estemos dispuestos a pagar en peajes y de la rapidez con la que queramos llegar a destino.

 

Así, a bote pronto, surgen tres posibilidades para llegar a Lyon desde Burdeos:

 

·         La más rápida y corta: por la autopista de peaje A-89 que cruza el Macizo Central pasando por Clermont-Ferrand.

 

·         Por la A-64 desde Bayona, por Toulouse y Narbonne. Es más larga que la anterior, aunque no requiere llegar a Burdeos y también es toda de peaje.

 

·         Por Angoulême, Limoges, Montluçon, Paray le Monial, Mâcon y Lyon o Annecy.

 

Es un pelín más larga que por A-89. Discurre en su mayor parte por autovías gratuitas, aunque tiene algunos tramos de carretera convencional y otros de peaje, aunque en ese sentido el coste ronda los seis euros, una cifra irrisoria comparada con el coste de las otras opciones. Esa es, en nuestra opinión, la más recomendable en general y la “casi obligada” para los campistas. 

 

Area de descanso de La Jalette, cerca de Limoges

 

Recordemos que en Francia los vehículos o conjuntos de vehículos de más de dos metros de altura –Classe 2- pagan un importante recargo en los peajes, que ronda el 50%. Es evidente que circulando con caravanas convencionales –la nuestra no llega a esa altura y por eso no paga recargo, ventajas de ser de fabricación francesa…- o autocaravanas, hay que meditar mucho el uso de las autopistas de peaje si hay otras alternativas interesantes. Y en este caso, las hay.

 

Pinchad en la foto del cuadro  “La mejor ruta hacia el noreste francés” y encontraréis el recorrido detallado hasta Paray le Monial. Una vez allí, hay que continuar por Mâcon hacia los Alpes o Lyon. Esta es, como ya hemos mencionado, la ruta más interesante para los campistas por su relación distancia-comodidad-coste.

  

La mejor ruta hacia Saboya y noreste francés

 

 

CLERMONT-FERRAND, LA CAPITAL DE AUVERNIA Y DEL "MACIZO CENTRAL"

 

Clermont-Ferrand es una de esas ciudades francesas que - por estar situada fuera de los principales ejes ruteros, al menos para los campistas- y no ser especialmente monumental o histórica, su visita siempre acaba quedando en el tintero.

 

Sin embargo en este viaje decidimos saldar esa “deuda histórica” con ella. Y por dos razones. Nos venía bien para hacer una parada en el camino y aprovechar así la tarde del domingo para visitarla y también porque tiene uno de los pocos mercadillos navideños del centro de Francia. 

 

La catedral de Clermont Ferrand

 

Ubicada en plena zona volcánica de Auvernia –que nadie se preocupe, que están extinguidos y bien extinguidos- su mejor monumento es la catedral gótica, más que nada porque no es una catedral cualquiera. ¡Es la única hecha con lava volcánica! Resulta muy curioso observar de cerca sus muros…  

¿Veis los típicos agujeritos de la lava...?

 

Por otra parte “Le Vieux Clermont”, el barrio histórico, tiene algunas calles interesantes y edificios de entramado de madera. De todas maneras si por algo es famosa Clermont es por ser la sede y origen de los neumáticos “Michelin”.

 

La “Boutique Michelin” se encuentra en la Av.des États Unis, esquina a la calle de Jean Rochon. Nos conformamos con ver los escaparates, cosas de ir en domingo, claro. 

 

   

La boutique "Michelin"

 

El "Bibendum"

 

El mercadillo navideño estuvo francamente bien, al lado de la catedral, con buenos puestos de regalo y artesanía y variada oferta gastronómica, con precios bastante más asequibles que en Burdeos 

 

   

Todos menos Manolo. Hacía un poco de frío...

 

Ambiente en el mercadillo de Clermont

 

 

   

Especialidades canadienses en Francia

 

Era una "pariente" lejana de la "Tartiflette" saboyana

 

 

ACAMPAR CERCA DE CLERMONT-FERRAND EN DICIEMBRE

 

Pero si algo nos complicó un poco la vida durante la preparación del viaje fue localizar un camping abierto en diciembre cerca de Clermont-Ferrand.

 

En los alrededores de la capital del Macizo Central los camping abiertos en temporada baja son terriblemente escasos. Por suerte encontramos uno en el pequeño pueblo de Lalizolle –el “Camping des Colettes”- a unos cincuenta y pico kilómetros de Clermont que al menos nos sirvió para resolver la papeleta del alojamiento y tampoco nos pillaba excesivamente lejos de la ruta del día siguiente. 

 

Camping en Lalizolle

 

Al ser domingo, la recepcionista nos advirtió que no estaría, pero que podíamos pagar la estancia en la tienda de ultramarinos que hay al lado del camping. Más info en www.lalizolle.fr/fiche_hebergements.php?id=14

  

Sin embargo llegamos más tarde de lo previsto y la tienda estaba ya cerrada. El camping no. No hay barrera, sino un portalón, así que es posible acampar a cualquier hora. Como marcharse sin pagar hubiera estado muy feo y debíamos salir muy temprano, salvamos el problema dejando el importe de la estancia en el buzón del camping. Tras acampar y comer, nos fuimos al mercadillo navideño de Clermont-Ferrand.

 

 

EL MEJOR ESCRIBANO HACE UN BORRÓN…

 

Las seis de la mañana era la hora prevista para salir rumbo a los Alpes, pero aunque aún no lo sabíamos ese iba a ser “el viaje de los contratiempos”, así que, muy a nuestro pesar, no pudimos arrancar hasta casi las siete… Y es que dos de las tres caravanas quedaron “atrapadas” en el blando césped con el consiguiente engorro…

 

A pesar de que el camping estaba prácticamente vacío, apenas había parcelas apropiadas (con suelo claramente duro) para dejar las caravanas. Y sin permiso de los responsables del camping no era cuestión de ponerlas en determinados lugares que pudieran obstaculizar los viales.

 

Una primera inspección ocular nos convenció que las parcelas de césped podían ser capaces de aguantar el envite, desoyendo las advertencias de Rosa que decía que no saldríamos de allí sin apuros. No le hicimos caso y pasándonos por el forro años y años de experiencia en campismo invernal, metimos la pata por hacer lo que no hubiéramos debido hacer.

 

A la mañana siguiente las ruedas de las caravanas se habían hundido en la tierra lo suficiente como para negarse a abandonar la parcela sin ayuda “externa”.

 

Afortunadamente teníamos a mano un todo-terreno y gracias al trabajo en equipo el desaguisado se saldó solamente con un considerable retraso sobre el horario previsto. De haber estado solos...

 

En otras ocasiones, cuando el terreno está demasiado blando los propios responsables del camping nos han autorizado a acampar encima de los viales (siempre que no interrumpan claramente el paso), pero al no estar presentes, “nos cortamos” y nos arriesgamos a acampar en las parcelas porque nos pareció que el terreno estaba lo bastante “duro”, pero se ha podido ver, no fue así.

 

Moraleja: en situaciones similares, ante la duda, abstenerse. Y más si uno viaja solo.

Cuando al fin logramos salir del camping ignorábamos que las desventuras no habían hecho que empezar. Y no hubo que esperar, la siguiente llegó en sólo unos minutos.

 

Esta vez fue el navegador el que nos jugó una mala pasada y “decidió” meternos por una carretera de pesadilla que no era la prevista para llegar a la autovía.

 

La oscuridad fue la cómplice necesaria para completar el desaguisado y aunque enseguida advertimos el error, la estrechez de la carretera impedía  cambiar de sentido ¡Y menos a tres caravanas!

 

Vamos, que no quedó otra “que tirar p’alante” y rezar para que no vinieran coches de frente. Pues bien, ni por esas. ¡Si aquello parecía el metro en hora punta! 

 

Area de descanso de Pierrefitte sur Loire

 

A base de cuidado y de arrimarse mucho a la cuneta, tropecientas mil curvas después finalmente logramos pisar la ansiada autovía. El hecho es que entre "la movida del camping"  y la de la “carretera infernal” habíamos acumulado ya más de hora y media de retraso nada más salir. 

 

Rodando por los Alpes

 

Por suerte el resto del viaje ya no tuvo mayor interés y a eso de la una y pico del mediodía entrábamos en el camping “La Vidôme” donde ya nos esperaban nuestros amigos de Castellón de la Plana.

 

 

EL CAMPING “LA VIDÔME”: EL HOMBRE PROPONE Y DIOS DISPONE…

 

El trámite de acampar en un camping es como ir a la consulta del médico… ¡nunca sabes el tiempo que te va a llevar! 

 

   

El patio de entrada al camping "La Vidôme"

 

Vista del camping

 

A pesar de que en el camping había sitio de sobra, nos topamos con otro “problemilla” que no estaba en el guión.

 

Para acceder a la gran zona de acampada había que bajar una pequeña rampa de tierra y piedrecillas que, en ese momento, estaba completamente cubierta de hielo.

 

Claro, para entrar no había problema, pero… ¿Y para sacar las caravanas al salir?

 

Cabía la posibilidad de que en los días venideros nevase copiosamente y a la hora de marchar nos encontrásemos “atrapados” sin poder sacar las caravanas. Vale, disponer de los dos 4x4 de Gonzalo y Pepe era una baza importante, pero lo cierto es que decidir cómo y dónde colocarnos nos llevó mucho más tiempo  de lo normal. ¡Vivan los contratiempos!

 

Finalmente nosotros nos quedamos en la única parcela libre que estaba antes de la cuestecilla y el resto “al fondo y a mano izquierda”… 

 

   

Nosotros en lo alto...

 

Ellos en lo bajo...

 

¿Y qué pasó a la hora de marchar del camping? Para los lectores más curiosos e impacientes diremos que no nevó ningún día y que el hielo prácticamente había desaparecido. Así que por ahí todo bien. Sin embargo incluso así hubo que subir las tres caravanas con los 4x4 y algún patinazo de ruedas sí que hubo. Sin duda con hielo hubiera sido aún “más divertido”… 

 

Remontando "la rampa"...

 

A pesar de la cuestecilla y sus inconvenientes invernales, los servicios y aseos del camping (con calefacción) fueron más que correctos y nuestra estancia en “La Vidôme” (Montagny les Lanches) fue agradable.

 

Es una buena opción (y de hecho la única) para acampar en diciembre en llos alrededores de Annecy. Realmente se encuentra muy cerca de los accesos a la autopista y a sólo siete kilómetros del centro de Annecy.

Más info en www.lavidome.fr

 

  

ANNECY, LA MEDIEVAL

 

Annecy es la capital del departamento de la Alta Saboya. Rodeada de espectaculares montañas y a orillas del lago del mismo nombre, es una ciudad idílica, con un conjunto medieval precioso y un castillo que pone la guinda al pastel.

 

Seguramente su monumento más emblemático y fotografiado sea el “Palacio de l’Isle” (s. XII) con su característica forma de proa de barco en mitad de un islote del río Thiou. 

 

   

El "Vieux Annecy" desde el muelle

 

El "Palais de l'Isle"

 

Las calles medievales, con arcadas, están llenas de comercios. Los viernes por la mañana se instala allí el mercado semanal y durante el Adviento hay un bonito mercadillo navideño junto al “Palacio de l’Isle”. 

 

   

Los soportales del Vieux Annecy

 

Y también tiene canalillos...

 

Desde el punto de vista del visitante “navideño”, la ciudad reúne bastantes atractivos, con un segundo mercadillo, más pequeño, en la parte nueva de la ciudad.

 

 

   

La entrada del mercadillo

 

Posando antes del Vin Chaud

 

   

A esas horas no había mucha gente...

 

La "Tartiflette", el plato más saboyano

 

Del muelle parten diariamente barcos para hacer un crucero por el lago, incluso en invierno. Hay un gran aparcamiento público junto al muelle.

 

 

El muelle y el castillo de Annecy

 

Saboya, en plena zona alpina, es tierra de quesos al igual que la vecina Suiza. El “perfumado” queso “Reblochon” es la base de la “Tartiflette”, seguramente el plato más típico y conocido de aquellos lares.

 

El Reblochon, las patatas a la panadera, la crema fresca y el tocino ahumado, bien mezclados, son los ingredientes de ese sabroso hito de la gastronomía saboyana. En los mercadillos navideños tendréis ocasión de probarlo, acompañado del muy navideño “Vin Chaud” -el vino caliente especiado- tan típico de la época y de Francia. 

 

Esta "Tartiflette" es de restaurante ¿se nota?

 

Nuestra idea original era dedicar la tarde a la visita de Annecy. A la ciudad y al mercadillo navideño, pero lo cierto es que entre tanto contratiempo matutino, la acampada más el montaje del “avance-cuartel general” y la agradable comida “de relax”, el tiempo disponible para la visita a la ciudad se vio drásticamente reducido y ya sólo nos quedó tiempo para disfrutar del mercadillo navideño. A las primeras de cambio la visita a Annecy se nos quedaba corta (la ciudad con el comercio cerrado y calles solitarias no es lo mismo). En cierta manera ya nos quedaba algo “pendiente” para mejor ocasión y, para no variar, tampoco sería la única del viaje…

 

 

CHAMONIX, EL MONT-BLANC Y EL VALLE DE AOSTA (Italia)

 

Todo viaje a Saboya debe incluir a Chamonix y el Mont-Blanc, la montaña más alta de Europa Occidental. Bajo el coloso alpino discurre el Túnel del Mont-Blanc (de peaje) que une Francia con el italiano Valle de Aosta, la otra parte de la visita de ese día. 

 

   

Las 4 vertientes del Mont-Blanc

 

El Mont-Blanc desde Chamonix

(Es la montaña "redondita" que se ve a lo lejos)

 

Chamonix, el pueblo al pie del Mont-Blanc, no es particularmente atractivo, aunque tenga algunos puntos de interés, pero sí es una excelente base para todos aquellos que quieran escalar o hacer excursiones por los espectaculares alrededores. Tampoco tiene mercadillo navideño. 

 

   

Monumento a De Saussure y Balmat, l

os primeros en ascender al Mont-Blanc en 1760

 

No es Alsacia, pero se esfuerzan...

   

Los muros pintados son muy bonitos...

 

 

 

Las posibilidades turísticas del Mont-Blanc y alrededores son enormes. Lógicamente en verano hay muchas más cosas que hacer y la multitud de teleféricos funcionan a todo trapo. En invierno las cosas cambian un poco. Muchos de esos recursos están cerrados y el frío y la nieve abren nuevas posibilidades y cierran otras.

 

Además hay un factor a tener en cuenta en función de las fechas de nuestra visita. Por ejemplo a primeros de diciembre el teleférico que asciende hasta los 3.777 metros de la mítica “Aiguille du Midi” estaba cerrado por vacaciones. 

 

L'aiguille du MIdi y el Mont-Blanc

 

A cambio acababan de abrir el Tren de Montenvers -que sube al “Mar de Hielo”- y que fue la excursión que hicimos aquella mañana de martes. El tren “descansa” en noviembre. De todas maneras para tener claras todas esas cosas es muy conveniente consultar la web www.compagniedumontblanc.fr

 

Desde l’Aiguille du Midi es posible prolongar el viaje en teleférico hasta la “Punta Helbronner” -en el límite de la frontera italiana- “sobrevolando” el impresionante Glaciar del Gigante. Es una de las excursiones míticas para todos aquellos que no padezcan de vértigo, pero en esas fechas no era posible realizarla. Más de uno del grupo se quedó francamente apenado por ello.

 

 

“LA MER DE GLACE” Y EL TREN DE MONTENVERS

 

Desde Chamonix parte el tren de Montenvers hacia el “Mar de Hielo” en un viaje que dura unos 20 minutos. El billete costó 27 euros ida y vuelta por persona. Los perros pueden viajar en el tren. 

 

   

La estación de Chamonix

 

A punto de subir a "La Mer de Glace"

   

La estación de Montenvers

 

La "Mer de Glace" está a su espalda...

 

Evidentemente cuando el suelo está helado es necesario prever algún tipo de remedio para que las patitas de nuestro amigo peludo no sufran los rigores invernales.

 

 

Preparando a Coco para la nieve...

 

La “Mer de Glace” es una lengua de hielo bastante espectacular que se puede ver desde el mirador que hay junto a la estación. Aunque nos impresionó más su “prima hermana” del Glaciar de Aletsch en Suiza, es una manera bonita de “tomar contacto” con los Alpes. 

 

La río de hielo de la Mer de Glace

 

Junto a la estación, en una galería excavada en la roca, encontraremos una exposición de cuarzos hallados en la zona. Desde la estación, además de hacerse las fotos de rigor con la lengua de hielo (mejor por la tarde que por la mañana, para no tener el sol de frente como nos pasó a nosotros) las posibilidades “turísticas” consisten en descender hacia el pie del río de hielo o hacer alguna excursión por los alrededores. Eso sí, el entorno es majestuoso. 

 

   

"La galería de los cuarzos"

 

De esos (y otros) hay unos cuantos expuestos...

 

El tiempo nos acompañó porque aquel martes lucía el sol y un cielo azul maravilloso. Se ve que nuestras plegarias habían surtido efecto porque “era imprescindible” que hiciera bueno (pedir todavía es gratis). De lo contrario no hubiera tenido sentido recorrer los cien kilómetros de distancia hasta Chamonix. 

 

Aquí si estábamos todos los montañeros...

 

 

Con la "Aiguille des Moines" al fondo

 

 

De hecho teníamos intención de demorar la visita al Mont-Blanc hasta que las opciones de pillar un día claro fueran razonables. ¡Y eso que salimos de Annecy con mucha niebla, pero las previsiones del tiempo en destino eran buenas y decidimos arriesgarnos! Y acertamos. No todo iban a ser complicaciones, caramba.

 

 

NO HAY DOS SIN TRES: ¡HALA, MÁS CONTRATIEMPOS!

 

La una de la tarde era la hora prevista para reunirnos con nuestros amigos de Castellón para dar una vuelta por Chamonix y luego ir a Aosta. Así que no nos demoramos demasiado en "La Mer de Glace" y tomamos de nuevo el tren a Chamonix. 

 

   

El tren ya nos esperaba...

 

Nieve no faltaba...

En el tren de Montenvers

 

Bajando hacia Chamonix

 

Sin embargo a esa hora no estaban en la estación ni tampoco había manera de contactar por el móvil. Casi cuarenta y cinco minutos más tarde, logramos hablar con ellos. ¡Esta vez la batería de su coche –de nuevo otra batería dando guerra- se había negado a funcionar! Como tardarían en llegar a Chamonix, nos dijeron que no nos preocupásemos y que continuásemos con el plan previsto.

 

Cuando llegaron a Chamonix, nosotros ya habíamos comido y nos disponíamos a salir hacia Aosta. Como ellos ya conocían la ciudad italiana y estaban aún sin comer, quedamos en reunirnos por la noche en el camping. Así que nos dispusimos a cruzar el Túnel del Montblanc rumbo a la navidad italiana, pues Aosta tiene un reputado mercadillo navideño.

 

 

EL TÚNEL DE PEAJE DEL MONT-BLANC Y EL VALLE DE AOSTA

 

El Túnel del Mont-Blanc cruza la gran montaña uniendo la francesa Chamonix con la localidad italiana de Courmayeur a lo largo de casi 12 kilómetros. El peaje es muy caro, 52,90  euros - ida y vuelta si se regresa en un plazo no superior a siete días. Entrando por el lado italiano el precio es algo más alto por aquello del IVA, 53,80 €. 

 

La entrada al Túnel del Mont-Blanc por Francia

 

Como en el resto de Francia los vehículos y conjuntos de vehículos de más de dos metros de altura pagan un importante recargo del 50% sobre la tarifa normal, así que la cosa se incrementa lo suyo, 70,50 € si se entra por Francia y 71,10 si por Italia.

 

Un detalle curioso. De regreso, al pasar la taquilla de peaje, te obligan a esperar lo suficiente para que el coche de adelante coja cierta distancia, pues es obligatorio mantener unos 150 m. entre los coches a lo largo de todo el túnel por razones de seguridad.

 

 

El Túnel por dentro

 

Aosta es una localidad histórica bastante atractiva, con numerosos monumentos romanos, y mucho ambiente. Situada a unos veintitantos kilómetros del túnel, lo cierto es que nuestras expectativas de disfrutar de los paisajes del Valle de Aosta se quedaron en nada. ¡Casi todo el recorrido hasta Aosta se hace a través de túneles!

 

Eso sí, yendo por la autopista de peaje, pero como no nos sobraba el tiempo, pues preferimos esa opción a la sinuosa carretera nacional que, además de ser gratis, obsequia con las vistas alpinas siempre y cuando se disponga de tiempo y ganas.

 

No obstante y para que nadie se llame a engaño diremos que, paisajísticamente hablando, la vertiente italiana es muchísimo menos espectacular que la francesa.

 

El casco antiguo de Aosta, muy rectilíneo, está lleno de tiendas y había bastante ambiente, lo que lo hace muy ameno. 

 

   

La calle principal del casco antiguo de Aosta

 

La plaza del ayuntamiento

 

   

Llegando al mercadillo navideño,

que estaba anunciado como "Marché de Noël"

 

Los monumentos romanos de Aosta

 

 El mercadillo navideño se ubica en la zona de los monumentos romanos y tiene un estilo y una clase muy distinta a la que se puede ver por Francia, incluso en la mismísima Alsacia.

 

 

El bonito mercadillo de Aosta

 

 

   

 

 

 

 Tanto las casetas como el entorno del mercadillo estaba cuidadísimo y nos gustó un montón el contacto con la navidad italiana, al menos la de Aosta. Eso sí, la oferta gastronómica era muy, muy reducida. Así pues olvidaros de tomarlo como una posibilidad para comer o cenar. Cierra a las ocho de la tarde, al menos en 2013. 

 

   

 

 

 

 

 

De vuelta al coche y paseando el pueblo –que estaba muy "navideñamente" decorado- entramos en una taberna a descansar y entrar un poco en calor (aunque el frío fuera llevadero). Y fue un acierto porque nos sorprendieron con… ¡un pequeño “buffet libre” de aperitivos incluido en el precio de la consumición, nada exagerado por otra parte! Queso, anchoas, aceitunas, patatas fritas, etc. Vamos, que la cosa estuvo la mar de bien. 

 

   

Aperitivo vespertino en Aosta

 

El buffet libre de aperitivos

 

Una vez “reconfortados” con el “aperó” como llaman por allí al aperitivo, los casi 150 km de distancia al camping se nos hicieron bastante largos, seguramente por la oscuridad y el cansancio acumulado. Recordemos que por aquellos lares a las cinco de la tarde ya es negra noche…

 

 

A PESAR DE TODO, LA CLIMATOLOGÍA FUE BASTANTE CLEMENTE...

 

Al contrario de lo que se pudiera uno imaginar, la climatología alpina fue bastante benévola con nosotros. Ni llovió ni nevó y el frío resultó mucho más soportable de lo esperado, salvo quizás por la humedad ambiente que hacía que la sensación térmica fuera algo menor que lo que marcaba el termómetro. Por las noches helaba, pero a lo más que llegamos fue a 4 grados bajo cero. 

 

Evidentemente helaba por la noche...

 

 

 

NIEBLA EN LA ORILLA FRANCESA DEL LAGO LÉMAN Y MEGÈVE SE NOS QUEDÓ EN EL TINTERO

 

La mañana amaneció brumosa. Nada que ver con el luminoso día anterior. El plan previsto para ese miércoles era pasar la mañana por la orilla francesa del lago Léman, visitando Yvoire –diminuto, pero precioso pueblo medieval- y Évian les Bains, localidad balnearia famosa por su agua mineral “Évian” y la tarde en Megève.

 

Aunque alejado casi 100 kilómetros de Évian, Megève –el pueblo de la afamada estación de esquí- era el destino elegido para terminar la jornada. De hecho esa era la única oportunidad que tendríamos para darnos una vuelta por allí y por eso estábamos dispuestos a recorrer esa considerable distancia.

 

Saboya entera tiene fama de ser muy “chic”, con mucho “glamour” y realmente en el ambiente se palpa que “allí hay nivel”, pero si en algún lugar eso se nota y se nota bien, seguro que es en Megève. Desde que a principios del siglo XX la familia Rotschild y la aristocracia europea empezó a frecuentar el lugar, Megève se ha convertido en uno de los lugares preferidos por la alta sociedad francesa y europea para pasar sus vacaciones, tanto en invierno como en verano.

 

Cuando llegamos a Yvoire, a orillas del Léman, la niebla era dueña y señora del lugar, dándole un aspecto realmente tenebroso. Apenas si se podía ver el lago más allá de unos pocos metros de distancia. 

 

   

 

Yvore: el castillo tenebroso

 

El lago Léman entre brumas

 

Aunque el color gris dominaba el paisaje, Yvoire y su castillo a pie de lago tienen su punto. En verano el pueblo goza de gran animación, pero esa mañana de diciembre sus desiertas calles eran todas nuestras. Lo más frustrante fue no poder disfrutar de las vistas sobre el lago, pero cuando se va a ver paisajes hay que aceptar lo que toque. Y ese día tocaba niebla. ¡Menos mal que no ocurrió lo mismo en el Mont-Blanc! 

 

   

Por las calles desiertas de Yvoire

 

 

 

Detrás está el lago, pero nadie lo diría...

 

La niebla fue levantando poco a poco y al llegar a Évian les Bains casi se intuía la orilla opuesta, la orilla suiza de Lausana. Évian es de un limitado interés arquitectónico. Es una localidad elegante, con sus balnearios y su casino, pero poco más. No tenía mercadillo navideño, al menos ese día, pero tanto las calles del pueblo como el paseo “marítimo” estaban decorados con figuras hechas con troncos y ramas secas y, la verdad, la cosa quedaba muy aparente. 

 

 

   

Évian les Bains: al fondo "se aprecia" la orilla suiza

 

Las figuras con ramas de árbol

 

   

La calle principal de Évian

 

Por decoraciones que no quede...

 

 

Y MEGÈVE QUEDÓ PARA MEJOR OCASIÓN POR CULPA DE UNA BATERÍA RECALCITRANTE…

 

A las tres de la tarde nos disponíamos a salir hacia Megève, cuando la batería de nuestro amigo de Castellón decidió declararse “en huelga” una vez más. Por suerte esta vez Manolo estaba allí para arrancar el coche sin necesidad de llamar a la asistencia en viaje.

 

Sin embargo, dado el empeño de la batería en negarse a funcionar –recordemos que ya había fastidiado los planes del día anterior a sus dueños- decidimos que lo más prudente era sustituirla y quitarnos el problema de encima. Un amable lugareño nos remitió al hipermercado CORA para la adquisición de la nueva batería. 

 

A vueltas con la traviesa batería

 

El caso es que, de momento, teníamos un nuevo contratiempo encima. Otro más que sumar a la ya más que larga lista así que la excursión a Megève empezó a tener todos los boletos para no celebrarse.

 

Hubo suerte –siempre hay que dar gracias por todo- porque encontramos la batería adecuada a la primera, algo que tampoco era sencillo a priori, pues necesitábamos un modelo poco común. El caso es que, estando ya en un hipermercado, decidimso dedicar la tarde al “shopping” y dejar Megève para mejor ocasión, vista la hora y la distancia a recorrer.

 

Y es que, a fin de cuentas, en algún momento había que hacer acopio de las “Bière de Noël” -la cerveza de navidad alsaciana típica de la época- así que, ya puestos en faena, cambiamos de planes sobre la marcha.

 

Como regresamos más pronto de lo previsto al camping decidimos anticipar la “súper-cena navideña de hermandad” -prevista para el día siguiente- y lo pasamos genial con las sopas de ajo de Pilar y la visita de los “elfos de Papá Noel”... 

 

   

Las famosas sopas de ajo

 

de Pilar

  

Lo que en aquel momento no podíamos imaginar era que haber celebrado la fiesta esa noche había sido de lo más oportuno…

 

 

¡MARCHANDO OTRA RACIÓN DE PROBLEMAS!

 

Y cada vez más gordos. Chambéry –la antigua capital del reino de Saboya- y Grenoble -con su estilo Segundo Imperio y su mercadillo navideño- constituían el plan turístico previsto para el jueves.

 

A fin de cumplir con el horario de salida acordado, madrugamos un poco más que de costumbre para poder instalar la nueva batería en el coche de nuestros amigos de Castellón antes de salir.

 

Claro que “La ley de Murphy” decidió, una vez más, entrar en escena y chafarnos de nuevo los planes… ¡lo que tenía que haber sido una operación de pocos minutos (que para eso teníamos a un mecánico-electricista en el equipo) acabó alargándose casi una hora!  

 

Manolo "peleándose" con la dichosa batería

 

Como siempre suele pasar, resultó que la nueva batería era un centímetro más larga que la anterior y hubo que hacer auténticas filigranas para poderla colocar en el reducido espacio disponible. Gracias a las buenas artes de Manolo, finalmente la batería acabó entrando en vereda un poco a lo “McGyver” y por fin pudimos salir del camping. Bastante más tarde de lo previsto ,eso sí. Lo contrario nos hubiera pillado desentrenados...

 

No obstante aún quedaba “un recado” por hacer antes de salir rumbo a Chambéry. Era necesario parar en el área de caravaning que había muy cerca del camping para comprar un accesorio que le hacía falta a Pepe. Al ir a pagar… ¡otro susto! ¡Nuestro amigo comprobó con estupor que no llevaba encima la cartera! Como sabía que en el camping la tenía, regresó a la caravana y, menos mal que la encontró caída justo al lado de donde habíamos estado cambiando la batería. Por suerte Dios aprieta, pero no ahoga…

 

Lo cierto es que, con tantos avatares (felizmente resueltos, eso sí), habíamos ido acumulando un retraso de casi dos horas sobre la hora de salida prevista, así que decidimos cambiar -una vez más- el plan de viaje sobre la marcha. Iríamos primero a Grenoble y después a Chambéry. Eso nos garantizaría subir a la ciudadela fortificada con luz de día. Dicho y hecho… ¡A Grenoble!

 

 

GRENOBLE Y "LA BASTILLA", SU CIUDADELA

 

Si un “problema” tienen los desplazamientos en coche por Saboya es que toca hacerlos casi siempre por autopista de peaje, salvo que uno prefiera la lentitud y menor seguridad de las carreteras nacionales, claro.

 

El día amaneció gris, muy gris. Y terminó aún peor. Entre los retrasos matutinos y el trayecto de cien kilómetros hasta Grenoble entrábamos en los aledaños de la ciudad pasadas las doce del mediodía.

 

Antes de emprender la empinada cuesta que asciende hasta La Bastilla –ese es el nombre de la fortaleza- pasamos por delante de un centro hospitalario que sólo unos días después se haría mundialmente famoso por albergar a un paciente aún más famoso: Michael Schumacher.

 

A “La Bastilla” es posible subir de dos maneras: en una de las “cabinas-burbuja” del teleférico que sale de la ciudad -y que, como veremos, es la opción más razonable- o bien en coche.

 

Lo malo es que hay que subir por una carretera infame que, de haberlo sabido, jamás hubiésemos cogido. Las rampas son realmente escalofriantes y lo peor de todo es que la carretera es tan estrecha que en los últimos kilómetros sólo pasa un coche. Afortunadamente subiendo no nos topamos con nadie de frente, pero cuando por fin llegamos al aparcamiento… ¡el corazón nos iba a cien por hora!

 

Para colmo de males las nubes estaban tan bajas que el majestuoso paisaje montañoso que rodea Grenoble permanecía tan oculto a nuestros ojos como la propia Bastilla, la cual incluso costaba percibir. 

 

   

Las galerías defensivas entre la niebla

 

La ciudadela desde arriba

 

Las galerías por dentro

 

Si queréis disfrutar de veras de la fortaleza olvidaros del coche y tomad el teleférico. Y si no pensáis visitarla por dentro, aparte de las vistas sobre la ciudad, lo único que vale un poco la pena de la zona son unos túneles excavados en la roca. En suma, una excursión perfectamente prescindible, pero no lo sabíamos. 

 

Y esa es La Bastilla desde Grenoble y las "esferas" del teleférico

 

Estaba visto que aquel jueves no era nuestro día. Empezó con problemas y, como vamos a ver, siguió en la misma línea. O peor...

 

El descenso a Grenoble por aquella carretera infernal fue mejor de lo previsto y sólo nos cruzamos con un par de coches en el tramo más ancho. ¡Menos mal!

 

Se había hecho la hora de comer, así que era cuestión de aparcar y de acercarnos al gran mercadillo navideño de la plaza Víctor Hugo a reponer fuerzas.

 

 

“NOS HA MIRADO UN TUERTO”…

 

Manolo encontró un hueco libre en la calle, pero los que íbamos en el coche de Pepe no tuvimos la misma suerte y entramos en el parking cubierto que había a la vuelta de la esquina.

 

Al meter la marcha atrás para aparcar, la caja de cambios –el mismo de la batería de Chamonix y Evian- se puso entrecadente. Entre chirridos espeluznantes la caja de cambios se negó a funcionar marcha atrás. Incrédulos ante tanta desdicha, optamos por salir inmediatamente del parking (al menos hacia adelante el coche funcionaba) y buscar, una vez más, el auxilio y consuelo de “San Manolo”. Realmente parecía que “nos hubiera mirado un tuerto”…

 

Manolo logró que la marcha atrás engranase de nuevo, pero resultaba evidente que nos encontrábamos ante una nueva avería. Y esta vez la cosa no tenía nada, nada de buena pinta.

 

Tras un par de vueltas logramos aparcar en la calle (si finalmente tenía que venir la grúa no era cuestión de ponérselo más difícil aparcando en un subterráneo, claro). Con el corazón en un puño, el ánimo del grupo estaba aún más gris que el color del cielo. Pero vayamos a lo poco que de bueno tuvo el día.

 

En Grenoble hay dos mercados navideños. El mayor y más bonito, en la plaza Víctor Hugo. El otro, a un par de calles de distancia, dedicado casi en exclusiva a regalos y artesanía. 

 

Grenoble: el mercadillo de la Place Victor Hugo

 

La oferta gastronómica en el mercadillo navideño de la plaza Víctor Hugo era realmente abundante y variada, con muchas especialidades locales, lo cual está muy bien. Además habían disponían de una carpa-comedor, calefactada, en la cual comimos bien a gusto: sopa de legumbres, raclette de queso, un tipo de guiso autóctono a base de salchichas con cebolla y, por supuesto, el “Vin Chaud”, el vino caliente especiado tan típico de esas fechas.

 

 

   

Sopas y Vino Caliente

 

El Diot de Savoie

 

   

Comiendo bajo techo...

 

El "Diot" de más cerca...

 

Hubo tiempo para dar una vuelta al mercado, pero con tanto contratiempo a cuestas y con Chambéry aún pendiente de visita, tuvimos que marchar de Grenoble si casi haber paseado la ciudad. Estaba claro que el devenir del viaje no nos estaba poniendo las cosas fáciles…

 

 

CHAMBÉRY, LA ANTIGUA CAPITAL DE SABOYA

 

Chambéry es una ciudad más pequeña que Grenoble, pero bastante más atractiva a todos los niveles (salvo que su mercadillo navideño no hace ni sombra al de Grenoble). 

 

   

Edificios neoclásicos en Chambéry

 

El pequeño mercadillo navideño

 

Tiene un casco histórico muy interesante, la catedral, un castillo feudal impresionante y unos edificios neoclásicos que no desmerecen en absoluto al conjunto. Sin olvidar a uno de sus monumentos más famosos, “La fuente de los elefantes”. 

 

   

La fuente de los elefantes

 

Aquí se ve mejor...

 

Circulando despacito, despacito el coche aguantó el envite y llegamos a Chambéry, eso sí con poco margen de visita, pues a las siete de la tarde cerraban tanto los comercios como el mercadillo navideño. Nos dio el tiempo justo de ver el pequeño mercadillo navideño, pero la mayoría del paseo por el casco antiguo fue ya con las calles casi desiertas. Una pena, pero ese fue el precio a pagar después de tantos sinsabores.

 

Nos hubiera encantado haber podido dedicar mucho más tiempo a Chambéry. De hecho así lo habíamos previsto, pero ya se sabe que las cosas no siempre salen como uno desea. En fin, seamos positivos, que hay cosas mucho peores. ¡Después de todo seguíamos “en orden de marcha” que dadas las circunstancias era todo lo que pedíamos!

 

Por suerte logramos llegar al camping sin más problemas, pero la preocupación por la capacidad de “aguante” del coche estaba muy presente cuando había por delante todo el viaje de vuelta a casa. ¡Menos mal que habíamos hecho "la fiesta de la sopa de ajo" la noche anterior porque esa noche los ánimos no eran muy fiesteros!

 

 

LYON Y LA “FÊTE DES LUMIÈRES”

 

Durante el fin de semana del 8 de diciembre, Lyon –la segunda o tercera ciudad francesa según quien lo diga– celebra cada año su renombrada “Fête des Lumières” (la Fiesta de las Luces).

 

De viernes a lunes todo el centro de la ciudad se ilumina y engalana las fachadas de sus edificios y monumentos con proyecciones y efectos visuales a cual más espectacular, pero de nuestra experiencia en la fiesta de las luces ya hablaremos después. 

 

Fachada "animada" en Lyon

 

Por ahora lo que hay que tener muy claro, si alguien se plantea acudir al evento, es que es una fiesta que atrae multitudes y eso significa que va a ser obligatorio reservar plaza en alguno de los camping de los alrededores de Lyon abiertos en esas fechas: el “Indigo Internacional” de Dardilly o el de “Barolles” en el pueblecito de St. Genis-Laval. Lo mismo vale para quien quiera una habitación de hotel o un bungalow. Está todo petado. Y asumir los inconvenientes del exceso de gente o "du monde" como dicen por allí.

 

Habíamos reservado cuatro parcelas en el “Indigo Internacional” con más de un mes de antelación y previo pago de la estancia total mediante transferencia bancaria, un sistema que no nos convencía nada, pero era lo que había. O eso o quedarnos sin parcelas disponibles porque el camping estaba de bote en bote.

 

Sin contar con los trastornos y averías sufridos el plan de viaje para ese viernes estaba organizado de la siguiente manera: por la mañana teníamos previsto un recorrido por el lago de Annecy y, tras comer en el camping, poner rumbo a Lyon. De esa manera podíamos estar a eso de las seis de la tarde en Lyon para dar una vuelta por el barrio de La Croix-Rousse, cenar en el enorme mercado navideño de la Place Carnot y disfrutar del espectáculo de luces de la ciudad. Sin embargo…

 

 

VISITA AL TALLER Y NUEVO CAMBIO DE PLANES

 

Era evidente que tieniendo el viaje de regreso a casa, había que salir de dudas acerca de la trascendencia de la avería en el 4x4 de nuestros amigos.

 

A primera hora de la mañana nos acercamos al concesionario Mitsubishi de Annecy en busca de soluciones o, cuanto menos, de orientación. Era difícil, pero cabía la esperanza que todo quedase en un problema menor y pudiera ser resuelto sobre la marcha en el mismo taller.

 

Tras una breve ojeada, el encargado del taller aventuró que la avería podía estar en el transfer de la caja de cambios, que era necesario dejar el coche en el taller durante al menos una semana y que, por supuesto, no recomendaba en absoluto circular con él.

 

Así pues se confirmaban los peores presagios, pero la opción de dejar el coche allí no entusiasmaba en absoluto. Al final se impuso la alternativa más arriesgada: intentar llegar a casa a toda costa. Si la jugada salía bien, se evitarían muchos sinsabores. Y si durante el camino el coche “petaba” definitivamente, entonces ya se vería qué se hacía.

 

No obstante lo más inquietante es que ellos tenían que hacer solos el viaje hasta Castellón, pues la ruta de Lyon a Valladolid era otra y no podrían contar con nuestro apoyo y compañía, algo que en tales trances siempre es muy de agradecer.

 

Al volver del taller, la incertidumbre y la preocupación ya se habían cargado sobradamente la poca magia que le quedaba al viaje, así que nuestros amigos - que por otra parte ya conocían Lyon - decidieron emprender el regreso a casa esa misma mañana. 

 

   

Pepe y Nany nos decían "Adiós"

 

Por la noche había helado...

 

 

ANNECY Y “LA FONDUE SAVOYARDE”

 

Tras las siempre dolorosas despedidas, nos fuimos a Talloires, pequeño pueblecito a orillas del “Lac d’Annecy”, completamente solitario aquella mañana. Talloires no vale gran cosa, pero las vistas sobre el lago son muy bonitas y el paseo mereció la pena. 

 

   

El lago de Annecy

 

 

El lago desde Talloires

  

Que se note que estábamos en el lago de Annecy

 

Al ser bastante más tarde de lo previsto, decidimos volver a Annecy dispuestos a quitarnos la espinita clavada cuando apenas pudimos disfrutar de la ciudad el día de la llegada y de paso comer algo en los puestos del mercadillo navideño.

 

El viernes es el día de mercado en la zona antigua de Annecy. De todas maneras apenas lo pillamos abierto. Como cierran a la una de la tarde apenas si quedaban ya algunos puestos abiertos.

 

A pesar de todo Annecy es una ciudad preciosa y vale la pena verla tanto de día como de noche. 

 

   

El lago desde Annecy

 

"El Vieux Annecy"

 

   

El mercadillo navideño

 

Las vacas saboyanas son muy típicas

 

Como ya he comentado, la intención era comer en el mercadillo navideño (ese al menos no cerraba hasta las siete de la tarde) y luego emprender la marcha hacia Lyon, pero como no hay mal que por bien no venga, paseando por los soportales de Annecy pensamos que probar una “Fondue Savoyarde” -la fondue de queso típica de Saboya- podía ser una excelente idea y una sabrosa manera de decir “hasta luego” a esa Saboya a la que apenas si habíamos podido prestarle atención.

 

A diferencia de la fondue suiza, la “Savoyarde” se hace con quesos autóctonos, no con Gruyère y Emmental, lo que da un toque diferente. Además de la "normal" probamos también la de “cèpes” –con setas- y fue todo un descubrimiento. ¡Riquísima! 

 

"La fondue savoyarde aux cèpes"

 

Con el estómago más lleno de lo esperado y más contentos que unas pascuas, enganchamos las caravanas y salimos rumbo a Lyon con más de dos horas de retraso sobre el horario previsto lo que iba en detrimento de la visita vespertina a Lyon, pero bueno ¡que nos quitasen lo bailao en Annecy!

 

A pesar de haberse deshelado, la traidora cuestecilla del camping planteó alguna que otra dificultad y fue gracias al Discovery 4x4 que la caravana de Manolo y Pilar pudo abandonar el camping sin mayores problemas. 

 

Diciendo "adiós" al camping "La Vidôme"

 

 

LYON Y SUS FAMOSOS ATASCOS

 

Si algo caracteriza a Lyon son sus proverbiales atascos. Da igual la fecha del año, Lyon parece vivir en un atasco cuasi permanente.

 

De haber podido seguir el plan previsto quizás hubiésemos esquivado semejante tortura, pero al llegar al camping a media tarde pillamos de lleno todo el tráfico que se trasladaba al centro para ver la Fiesta de las Luces. ¡Una hora de atasco para circunvalar Lyon!

 

En suma, entre unas cosas y otras acabamos llegando al camping pasadas las siete de la tarde y bastante más hartos y fatigados de lo esperado.

 

 

EL CAMPING "INDIGO INTERNACIONAL" DE LYON

 

El camping “Internacional de Lyon” pertenece a la cadena Indigo. Quizás en otro momento del año el camping hubiera tenido un aspecto “más amable”, pero estando a rebosar de gente la estancia no fue nada, pero nada agradable.

 

Las parcelas no son buenas, pues las caravanas y autocaravanas “se estacionan” en fila india, sin apenas “parcela” libre dada su estrechez. Es más bien el típico camping de "gran ciudad", apto sólo para el tiempo necesario para visitar Lyon que uno que invite a la estancia relajada. Hay un autobús a Lyon en la puerta del camping y en recepción ofrecen toda la información.Más info www.camping-indigo.com/Lyon

 

Camping de Lyon - Teníamos la sensación de estar "estabulados"

  

No obstante lo peor de todo fueron los interminables cortes de luz que “nos amenizaron” la noche. ¿La causa? Pues sin duda el exceso de ocupación del camping por culpa de la dichosa fiesta “de las luces” que paradójicamente nos dejaba sin ellas cada dos por tres. Estaba claro que el sistema eléctrico del camping no está pensado para soportar tanto consumo de golpe y más en invierno con las calefacciones eléctricas tirando a tope.

 

El estado de los aseos era bueno, pero siempre que un camping está abarrotado, no hay servicios que resistan la prueba sin acabar hechos una pena. Es lo que tienen las aglomeraciones, que en ellas suele abundar la gente muy poco cívica.

 

Cuando por fin nos instalamos, eran casi las ocho de la tarde y el cansancio del atasco pasó factura al grupo. Sólo pensar que “había que volver al atasco” para llegar a Lyon fue suficiente razón para desanimar las ganas de ir más recalcitrantes.

 

Como al lado del camping había un centro comercial, decidimos que era más apetecible darnos una vuelta por allí y “reavituallarnos adecuadamente” para una buena cena de hermandad en la caravana. Así que Lyon debería esperar a la mañana siguiente…

 

 

LYON Y LOS “RELAIS-TRAM” (Park & Ride)

 

Como ya hemos comentado, Lyon anda a la gresca con Marsella por el título de “segunda ciudad de Francia”. Por lo tanto se trata de una gran urbe, con un área metropolitana enorme. Al menos, como consuelo, dispone de una red de transporte público bastante eficiente compuesta de autobuses, tranvías y metro.

 

Una cosa muy buena que tiene Lyon -y no París- son los numerosos “aparcamientos disuasorios” (los "Relais-Tram o P+R) situados en la periferia de la ciudd y que enlazan con el centro urbano mediante tranvía o metro. El aparcamiento es gratis, pero los ocupantes han de pagar el uso del transporte público. Para salir del parking, la máquina lee el billete de metro.

 

El billete más adecuado para el turista seguramente será el ticket de un día, que por 5,20 euros (precios 2014) permite el uso ilimitado de la red de transportes. Teniendo en cuenta que casi todo el mundo, además de ir y venir del centro, al menos querrá subir en funicular a la basílica de Nª Sra. de la Fourvière –una de las principales atracciones turísticas de la ciudad- y ver también el anfiteatro romano, ese tipo de billete resulta lo más adecuado. Más info en (en castellano) www.tcl.fr/es/Descubrir-TCL/Descubrir-TCL

 

Nosotros elegimos el P+R de “Gare de Vaise 2” , al norte de la ciudad y a unos 8 km. del camping, porque disponía de un aparcamiento cubierto de gran capacidad. Tomamos el metro al centro, a la estación du Vieux Lyon, que enlaza directamente con el funicular de la Fourvière.

 

Como os podéis imaginar, en sábado y en plena festividad de la luces, el funicular estaba tan petado de gente que casi casi envidiábamos a las sardinas en lata… 

 

   

El funicular de La Fourvière

 

Apretaditos, apretaditos fuimos...

 

La opción de coger el autobús en la puerta del camping es cuestión de valorarla, por coste y sobre todo por horarios, pero en nuestro caso, siendo seis personas, optamos por el coche y el metro.

 

 

LYON. LA BASÍLICA DE LA FOURVIÈRE Y EL ANFITEATRO ROMANO

 

Lyon se merece, por lo menos, un par de días para recorrer sus calles y barrios y ver algunos de sus buenos museos, entre los que destacan el de marionetas y el dedicado al cine.

 

Nosotros no hubiéramos llegado en ningún caso a esos dos días, pero nuestra idea inicial era buena y día y medio podía ser un tiempo suficientemente razonable para ver lo más granado de la ciudad, cuyo "centro" se sitúa entre los dos ríos lioneses: el Saona y el Ródano (Saône y Rhône). 

 

   

Notre Dame de la Fourvière

 

En Lyon también tienen su

"Tour Eiffel" o casi...

 

   

Interior de la basílica

 

Belén aragonés en la cripta

 

Pero ya sabemos que los deseos no siempre se transforman en realidad y finalmente, por las razones que ya conocemos, tuvimos que conformarnos con sólo un día para intentar abarcarlo todo: el mercadillo navideño, la basílica y el anfiteatro, el centro urbano, etc. Resumiendo, “demasiadas cuerdas para un violín”…

 

Casi toda la mañana la dedicamos a la basílica de la Fourvière –cuya arquitectura recuerda muchísimo al Sacré Coeur de París- y al anfiteatro romano. Ambos monumentos son gratuitos. Desde la plazoleta junto a la basílica se dispone de una espectacular vista sobre la ciudad, los dos ríos –el Saône y el Rhône- y la campiña circundante. Lástima que por la mañana el sol da frente y tanto las vistas como las fotos quedan peor. 

 

   

Vista sobre Lyon desde La Fourvière

 

El "Vieux Lyon": La catedral en primer plano

   

La esplanada de la Fourvière

 

El anfiteatro galorromano

 

Vimos de pasada el anfiteatro romano –uno de los más grandes de la Galia- mientras nos dirigíamos hacia la estación del otro ramal del funicular que nos “bajaría” al casco antiguo de Lyon. Ese trayecto también se puede hacer al revés, subir al anfiteatro y bajar en el funicular de la basílica, aunque en ese caso nos tocará subir un trecho a pie, pues el teatro romano está a menor altura que la iglesia. Por suerte en la estación del anfiteatro había mucha menos gente…

 

Cuando por fin llegamos a las callejuelas del “Vieux Lyon” era casi la una de la tarde, así que decidimos ir a comer al mercadillo navideño ubicado en la Place Carnot –en la zona “moderna” de la ciudad- a unos 500 metros de distancia a pie. 

 

   

El anfiteatro desde "abajo"

 

El otro funicular de Lyon

 

Vista típica del "Vieux Lyon", el Saona y la Fourvière en lo alto

 

 

LYON. EL MERCADILLO NAVIDEÑO

 

El mercadillo navideño de Lyon nos sorprendió muy gratamente. Era muy grande, pero muy bonito también. Había de todo y la oferta gastronómica era abundante. Y lo mejor, los precios eran bastante contenidos, no como en Burdeos, por ejemplo. 

 

   

El mercadillo navideño de Lyon. Place Carnot

 

Frutas confitadas. Desde luego vistosas son...

 

Como el tiempo apretaba para ver el resto de la ciudad y la idea era regresar al mercado para cenar, apenas si echamos un vistazo a medio mercadillo. A fin de cuentas pensábamos rematar la faena por la noche. Craso error. ¡Cuánta razón tiene el dicho de “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”!

 

Cuando al final de la tarde quisimos volver al mercadillo, nos encontramos que habían cortado algunas líneas de metro debido al inmenso gentío que abarrotaba las calles y no fue posible cumplir lo previsto. Así se nos quedó otra cosa en el tintero… ¡qué raro!, pero de todo ello ya hablaremos en su momento. 

Las calles de Lyon empezaban a abarrotarse...

 

 

“LA FÊTE DES LUMIÈRES” CONGREGA A MEDIO MUNDO Y PARTE DEL OTRO

 

No dudamos que la “Fête des Lumières” tenga su gracia, que la tiene, aunque tampoco resulte una “novedad absoluta” lo que allí se vea. Sin embargo lo que no tiene nada de gracioso es no poder dar un paso sin quedar “enlatado” entre miles y miles de congéneres que, ¡qué cosas! habían tenido la misma maravillosa idea que uno de pasar la tarde intentando ver cómo la fachadas se “pintaban de colorines”. ¡Medio mundo y parte del otro se citó esa tarde en Lyon!

 

 

   

 

 

 

 No, no fue una buena experiencia. Es más, acabamos literalmente hasta el gorro de semejante agobio y si hubiéramos sospechado sólo un poco lo que nos íbamos a encontrar… ¡no hubiéramos ido!

 

Porque no sólo hubo que sufrir el tremendo gentío. ¡A partir de media tarde cortaron también los accesos a las pasarelas peatonales sobre el Saône –o sea, el acceso entre el “Viejo Lyon” y la parte moderna- obligando a dar un tremendo rodeo para poder pasar de un lado a otro! Suponemos que el motivo del cierre de las pasarelas era garantizar la seguridad de los puentes por la previsible avalancha de gente, pero no dejaba por ello de ser un fastidio, pues tener que andar varios cientos de metros hasta el siguiente puente de “piedra” no era ningún plato de gusto.

 

 

   

Era complicado andar por el Vieux Lyon ¡Y por el "nuevo"!

 

Cartel de la "Fête des Lumières"

 

Durante esos paseos, “para compensar”, al menos te ibas “topando” con diferentes espectáculos de luces, unos más logrados y otros, menos.

 

 

   

Cualquier lugar es bueno para iluminarlo...

 

De cerca se ven un poco mejor...

 

Lyon es una ciudad que bien merece una visita, pero salvo que esos espectáculos de luz y sonido sobre fachadas os vuelvan locos, cabe plantearse muy seriamente si merece la pena padecer tanto inconveniente para tan poca cosa.

 

Una de sus "atracciones" más renombradas es "El fresco de los Lioneses ilustres", una fachada entera pintada con las imágenes de los más famosos hijos de la ciudad: los Hermanos Lumière, inventores del cine: Saint Exupéry, el autor de "El Principito" y muchos más (más o menos conocidos en España). Lyon también es "la capital gastronómica" de Francia y tiene alguno de los restaurantes más reputados del país.

 

 

   

"El fresco de los lioneses ilustres" iluminado

 

Aquí sin iluminar

 

 

¿VALE REALMENTE LA PENA LA "FIESTA DE LAS LUCES"?

 

Todo eso nos lleva a preguntarnos… ¿Vale realmente la pena la “Fête des Lumières”?

 

Y la respuesta es… ¡depende del día! Desde luego en las condiciones en que la vimos nosotros, un sábado por la tarde, la respuesta es negativa “a todas luces”.

 

Sin embargo y dado que la fiesta duró en 2013 desde el viernes, 6 al lunes, 9 de diciembre, pues imaginamos que la cosa habría de ser mucho mejor y bastante “más amable” en las noches del domingo o del lunes, por ejemplo.

 

En internet es posible descargarse el plano con todos los puntos de la ciudad en los que hay “luces”. ¡Y los hay a montones! No todos son igual de espectaculares –ciertamente  los que pudimos ver no eran nada del otro mundo- pero si uno busca fotos del evento comprobará que algunos tienen muy buena pinta, pero… ¡esos no los vimos!

 

 

Fachada iluminada en el Vieux Lyon

 

Tampoco ayudó nada la sensación de “déjà vu”. Más que nada porque cosas de ese tipo ya hemos visto unas cuantas. Y no es que estuviera mal lo que vimos, pero el cansancio y el entorno “hostil” le quitaron casi todo el atractivo que pudiera tener.

 

 

Vista del barrio de La Croix Rousse

 

De todas maneras “el gran problema” es el gentío. Cuando uno tiene que ir abriéndose paso a codazos resulta muy complicado disfrutar del ambiente y de lo que se ve (si es que se llega a ver, que esa es otra).

 

 

Abrirse paso entre tanta gente era muy, muy complicado...

 

Resumiendo, si os empeñáis en ir a Lyon durante la Fiesta de las Luces y podéis elegir día de visita, procurad que no coincida con el fin de semana.

 

De todas maneras la gota que colmó el vaso de la paciencia (y de las pocas fuerzas que nos quedaban después de estar andando todo el día de la ceca a la meca) fueron los cortes en las líneas de metro (y algo más), pero eso fue tan gordo que se merece un comentario aparte…

 

 

LO NUNCA VISTO… ¡COLAS DE DIEZ MINUTOS PARA ENTRAR EN EL METRO!

 

“El calvario del metro” fue la puntilla a un día que empezó francamente bien, pero que fue complicándose a medida que se acumulaba gente y más gente en las calles…

 

Sin haber podido ver tan siquiera las luces del centro de la ciudad (sólo pudimos ver las del “Vieux Lyon” y la del “Muro de los lioneses famosos”) y hartos ya de tanta gente decidimos irnos al mercadillo navideño para lo cual era necesario coger el metro en la plaza del ayuntamiento.

 

Pues bien, llegar a la plaza ya costó un triunfo, pero nos quedamos aún más pasmados cuando vimos que para entrar en la estación del metro había una cola de gente que asustaba al miedo. Los vigilantes se encargaban de regular, a intervalos, el acceso a la estación. Imaginamos que en evitación de males mayores por acumulación de gente. El caso es que estuvimos esperando más de diez minutos para entrar, pero lo peor estaba por llegar. Entonces nos dimos cuenta que el metro sólo funcionaba en sentido opuesto al del centro y del mercadillo… ¡lo que faltaba!

 

 

   

La entrada del metro "bajo control"

 

La cola para entrar en el metro...

 

Más inconvenientes. La red de metro de Lyon es pequeña y las conexiones entre líneas son escasas. Eso hizo que para enlazar con la que nos podría llevar al mercadillo había que dar un rodeo terrible y hacer, al menos, dos transbordos. ¡Otro palo!

 

Y aún hubo más. El caso es que íbamos de alucine en alucine. Por si fuera poco y para acabar de fastidiar aún más, las conexiones entre líneas en una misma estación… ¡también estaban cortadas! El personal de seguridad obligaba a salir a la calle y entrar de nuevo por otra boca para hacer el transbordo y continuar la ruta. Cuando por fin encontramos la boca de metro correcta… ¡toma ya, varios minutos más de cola!

 

Entre la fatiga acumulada y la cara de vinagre que se nos iba poniendo a todos por culpa de la “ruta panorámica por el metro de Lyon, vía Pekín”, por aquellas cosas de la democracia ganaron los partidarios de volver al camping y pasar del mercadillo navideño, lo que dejó patente que hay que hacer caso al refrán ¡y no dejar para mañana lo que puedas hacer hoy! Si hubiéramos terminado de ver el mercadillo al mediodía, otro gallo nos hubiera cantado.

 

Aquello fue la gota que colmó el vaso del descontento. Lo único que queríamos era llegar al camping y salir pitando de todo ese follón.

 

Eso sí, para no ser injustos con Lyon, insistimos en que la ciudad de los “Traboules” (pasadizos cubiertos muy típicos) bien merece una visita más tranquila, sin tanto ajetreo. En el barrio de la Croix Rousse, adyancente al centro, es donde más se pueden ver. También para no ser muy severos, seguro que en los días “menos punta” la fiesta de las luces tiene más encanto.

 

 

Una de las "Traboules" del Vieux Lyon

 

De haber podido aprovechar el día antes como teníamos previsto, también hubiéramos estado menos cansados y posiblemente la experiencia hubiera sido otra. Pero fue la que fue y eso es lo que podemos contar.

 

 

MOULINS, CIUDAD MEDIEVAL. PARADA EN RUTA

 

Moulins es una bonita y pequeña ciudad que por estar fuera de las rutas principales suele pasar bastante desapercibida.  

 

Situada en el “Boubonnais” -muy cerquita ya de la Borgoña y a pocos kilómetros de la N-79- le había llegado su momento. Aunque fuera en domingo, la ocasión la pintaban calva.

 

Gracias al “Google Maps” descubrimos que a la entrada de la ciudad y junto al río había una enorme área de autocaravanas que tenía un aspecto buenísimo para dejar las tres caravanas durante unas horas.

 

 

   

Moulins desde el área de autocaravanas

 

En el área de Moulins

 

Vista del área de autocaravanas de Moulins

 

El casco antiguo de Moulins tiene su puntito. Dispone de dos iglesias góticas realmente impresionantes y unas cuantas casas de entramado de madera.

 

 

   

Moulins

 

Casco antiguo

   

 

 

La otra iglesia gótica de Moulins

 

El domingo por la mañana es día de mercado y aunque ya estaban recogiendo -¿os suena?- todavía llegamos a tiempo de pillar dos enormes codillos asados para comer. A partir de las doce de la mañana empezaron a abrir algunos comercios, aún siendo domingo, lo que le dio un poco de ambiente a las no muy transitadas calles.

 

En suma, la parada en Moulins estuvo fenomenal para romper esa sensación “de pasarnos todo el día en la carretera”.

 

Tras visitar la ciudad y bajo un sol estupendo dimos buena cuenta de los codillos en la zona de pic-nic del área de autocaravanas, mientras unos metros más allá los jubilados del lugar se entretenían jugando a la petanca.

 

 

   

Súper-codillo asado en Moulins

 

Dando cuenta de la comida bajo el sol de invierno

 


FIN DE VIAJE: LOS PROBLEMAS QUE NO CESAN…

 

El resto de viaje hasta Valladolid no tuvo mayor historia. O eso pensábamos. Hicimos noche en el área de servicio de Burdeos-Cestas y, después de un viaje caracterizado por los contratiempos y las averías, llegamos por fin a casa.

 

 

Rodando por Francia...

 

Si la sombra del ciprés es alargada, también parece serlo la de las averías. Estaba claro que este viaje tenía su punto gafe y lo mantuvo hasta el final. Eso sí, por lo menos tras tantos disgustos, contratiempos y averías, la sangre no llegó al río y todo se pudo resolver con más o menos fortuna. A fin de cuentas nuestros amigos de Castellón pudieron llegar a casa y nosotros pudimos –a pesar de la batería- salir de viaje y, sobre todo, regresar indemnes. Pero ni eso se nos logró completamente…

 

Y es que un incidente con nuestra caravana - que en su momento creímos inocuo- nos acabó también “pasando factura”…

 

Al entrar en el área de Barbezieux -en la N-10 cerca de Angoulême- al ser de noche no vi el bordillo de una isleta y la rueda derecha de la caravana lo saltó de una manera brutal. La revisión ocular de la rueda fue tranquilizadora y la caravana funcionaba correctamente. Podíamos haber destrozado perfectamente el neumático, pero éste aguantó el envite. Y no dimos mayor importancia al trance.

Sin embargo, meses después, en una de esas inspecciones oculares periódicas que conviene no olvidar, descubrí unos cortes en el flanco del neumático izquierdo que me animaron a sustituirlos ya que su vida útil estaba llegando también al final.

 

No obstante al desmontarlos comprobé con estupor que también se habían desgastado anormalmente por la parte interna hasta el punto de verse los cables en algunas zonas. Vamos, que de no haber sido por esa oportuna revisión, seguramente en el siguiente viaje una de las dos ruedas hubiera “decidido” reventar.

 

 

       

 

 

 

 

 8 reglas de oro

para no tener problemas

con los neumáticos

de la caravana

 

 1º - Monta siempre neumáticos de primeras marcas.

 

 2º - Asegúrate que la suma de las capacidades de carga de ambos neumáticos no exceda la MMA de la caravana.

 

 3º - Comprueba regularmente las presiones, especialmente antes de cada viaje. Respeta las presiones recomendadas por el fabricante de la caravana.

 

 4º - Revisa periódicamente los neumáticos en busca de grietas, roturas, abultamientos, etc.

 

 5º - Lleva siempre la rueda de repuesto en buen estado y con las presiones adecuadas.

 

 6º - Si la medida del neumático lo permite, monta neumáticos reforzados (de furgoneta)

 

 7º - Ten a mano un "gato hidráulico", una llave de cruz y un pequeño compresor de aire que te ayudarán a cambiar la rueda fácilmente en caso de pinchazo o reventón.

 

 8º - Si la caravana va a estar estacionada durante largo tiempo, elévala con borriquetas para evitar que el peso deforme la superfície de contacto del neumático con el suelo.


 ¡ LOS NEUMÁTICOS DE LA CARAVANA SON MUCHO MÁS IMPORTANTES DE LO QUE SOLEMOS CREER!

 

 

 

La búsqueda del origen del problema dio sus frutos: la rueda derecha estaba ligeramente desviada y pisaba mal. La causa era una ligera deformación del cilindro del semieje que encaja con la barra de torsión. Eso y también un desgaste en el cable de freno que provocaba que la rueda, a veces, rodase ligeramente frenada (de ahí el desgaste irregular del neumático).

 

Moraleja: revisa a menudo el estado de los neumáticos y, si adviertes desgastes anormales, busca solución inmediata.

 

Afortunadamente y gracias una vez más a mi amigo Manolo, el cilindro regresó a su estado original y la avería pasó a mejor vida.

 

Aunque finalmente la solución al problema vino gracias a “los de casa”, quiero dar las gracias desde aquí a la Srta. Montse de “Nauticaravan” de Barcelona -distribuidor oficial de “Rapido”, la marca de nuestra caravana- sus desvelos para ofrecernos una solución eficaz. Lástima que la respuesta recibida de los representantes de “Al-ko” en Zaragoza, fabricante del eje, no fuese todo lo adecuada que hubiera sido de menester. Basta decir que la solución ofrecida fue... ¡sustituir el eje por completo!

 

 

EPÍLOGO

 

Llegados a este punto imagino que pocas dudas habrá de que nuestro viaje a Saboya en navidad no resultó ni el mejor ni el más tranquilo que hayamos hecho. Eso sí, ostenta por derecho propio el honor de estar en el podio de los más desgraciados que hemos vivido, en dura competencia con nuestro viaje al Languedoc de 2011.

 

Aunque los contratiempos y las desgracias tuvieron un protagonismo que nadie deseaba en el devenir del viaje, ese detalle no debiera hacernos olvidar que Saboya tiene mucho más encanto en navidad del que nosotros pudimos disfrutar.

 

Si bien Alsacia y la Selva Negra (Alemania) debiera ser el primer objetivo para cualquiera que quiera descubrir la navidad centroeuropea, no es menos cierto que Saboya y los Alpes tienen encantos más que sobrados para ser un destino navideño a considerar para sucesivas escapadas.

 

A buen seguro volveremos y, entonces... ¡esperamos “tener un viaje en paz”!

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